Exactamente

Levanté demasiado la mirada y me topé con el sol. Por hacerle frente con mi soberbia, me cegué. Ahora no veo nada. Nada.
Eso es lo que veo.

Somos números primos. Sin composición compartida, sin mínimo común múltiplo, como el 11 y el 13; 17 y 19; 29 y 31; 41 y 43… somos dos números sin poderse descomponer, que cuando se rompen no queda nada con sentido, sin origen… y separados por un par.
Eso es lo que somos.

Quizás es hora de que agache la cabeza y prosiga mi camino, ése que recorro con la mirada plantada en el suelo, intentando pisar las baldosas impares, distraída eventualmente con sumar, restar, multiplicar y dividir las cifras de las matrículas de coches. Dejándome decimales en cada operación, el redondeo me ha comido terreno, perdí unidades enteras, y de mis números naturales queda poco. Esto es lo que queda.
Eso es todo.

miércoles, 28 de octubre de 2009 a las 12:04 p. m.

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