Tan cerca que no se ve

Me fijo en la gente que me rodea. Personas grandes, y tan entrañables en mi vida, en la vida de cualquiera que hubiese ocupado mi lugar. Llevan...en fin, lleva una vida tan sistemática y racionada que no merece tal nombre, vida. Yo no podría comprimirme en su vida, encuadrarme en su cuadrícula; veo tantos elementos que componen la mía, la de todos, que se engrandece a cada momento.
Se ve suprimida de todo placer, auspiciado por el esfuerzo. Esa es la palabra, esfuerzo, por salir de cada mañana, de cada noche. Ays, esa noche rellena de tanto silencio como oscuridad. Del conflicto interno, tal vez de la partida de su alma, un abandono a mitad de carrera que siente haberle costado caro. Me avergüenzo de ese "tal vez", de no conocer, no saber observar el dolor o sus sentimientos.
Hay veces que me considero parte de los barrotes de su cárcel, quizás pudiera escribirse que soy la materialización de su libertad.
Su prolongación.
También por eso me siento relanzada a mi objetivo, a mi meta, que, compartida, se hará realidad.
Se encierra en una habitación y sale disfrazada de sombra incandescente, que lo cubre todo de amor y anonimato. Ella, que todos los errores absorbe, que existe, que refleja destellos (para mí antes invisibles) de vida, huellas que otros vuelven a pisar, como folletos en un día gris y lluvioso, en una acera concurrida.
Comprendí que lo que no se comprende puede ser incluso vivido, sentido, y comprendido. Comprendí que existe tal amor y afecto.

domingo, 2 de agosto de 2009 a las 11:22 a. m.

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