Hice la observación de que atender a lo que me decía era anularme. Ya había probado esa vestidura que me hacía invisible en mi reflejo en los espejos, y que me despojaba de mi sombra ajada, de la roña en que marcaba mi huella digital... No me reconocía en sus brazos, pero los anhelaba como cualquier animal que busca calor.
Después, siempre vendría alguna voz diciéndome eso de "te vendiste muy barata", cuando no sabía que en realidad me había envuelto de papel de regalo.
Me disfraza una sonrisa muy desagradable cuando escucho que no dejará escapar a alguien como yo. Sonrío, mientras la verdad me duele, porque por trigonometría averiguo lo que tardará en hacerlo, es cuestión de sumar catetos al cuadrado para saber cuánto de hiputamusa es. La convergencia de dos líneas perpendiculares en un ángulo recto es así de previsible.
Después de todo, me he dado cuenta de los beneficios de estudiar, porque no pensar en mí misma es lo mejor que me puede pasar; estoy igual de sola contigo que sin ti, solo que mi perra sí sabe acariciar de verdad.
Después, siempre vendría alguna voz diciéndome eso de "te vendiste muy barata", cuando no sabía que en realidad me había envuelto de papel de regalo.
Me disfraza una sonrisa muy desagradable cuando escucho que no dejará escapar a alguien como yo. Sonrío, mientras la verdad me duele, porque por trigonometría averiguo lo que tardará en hacerlo, es cuestión de sumar catetos al cuadrado para saber cuánto de hiputamusa es. La convergencia de dos líneas perpendiculares en un ángulo recto es así de previsible.
Después de todo, me he dado cuenta de los beneficios de estudiar, porque no pensar en mí misma es lo mejor que me puede pasar; estoy igual de sola contigo que sin ti, solo que mi perra sí sabe acariciar de verdad.