en algún momento de vahído vital, se vierte la incertidumbre, el helador desconsuelo, el temblor solitario del miedo, algo se va en gerundio, de ti, de mi, de él.
El monitor muestra una FV, son 20 segundos de oportunidad, durante ese tiempo puedo chocarte y salir adelante. Pero los allí presentes sabemos que no te conviene vivir así. En cada uno de esos segundos, tengo que abortar mi impulso a salvarte, a darte todo lo que conozco para arrebatarte de tu obstinado y buscado destino. Te miro, muriendo. Veo tu corazón, que se revuelve por latir de manera anómala. Tu hermana te llora, muerto hace años. En presente, sigues vivo.
Probablemente lo que hoy hagamos, será una aberración en un futuro, como lo que hicieron en el pasado. El tiempo nos juzga, sobre todo a los que abortan lo que brota por naturaleza. Y a los que se empeñan en prolongar lo que artificialmente mantuvimos.
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