Remolinos de desatino





Hay un papel con jirones de todo lo que echo de menos de ti, roto, rasgado por lo incisivo de extrañarte, consumido por partes, de lo ácida que es tu ausencia, de los besos no consumados y acumulados, con tinta vomitada, por lo indigesto que es el mundo sin ti.
Hay un papel al que recurro, manchado de mis anteriores visitas, de tus coincidentes huídas; un papel revuelto de sensaciones sin palabras, por lo indescriptible que es recordarte y no tenerte delante, porque no sé quejarme de otra manera, sólo tomando la pluma negada a escribir y forzarla a que fluya su negrura, y descargo con ella la violencia de no tenerte, penetrando el metal en el papel, y en el siguiente, en el subyacente, en los sucesivos, y en cada punto y seguido se detiene, quejosa, quejica, sin tinta, y comienza de nuevo el remolino de querer decirte algo, de lastimarme la piel que grita por tus manos, eso de desear y no poder, el egoísmo de mirarme el ombligo, y hago concéntricos círculos sin objetivo, consecutivos y sin levantar la línea, los llaman remolinos...Para mí es todo lo que no tengo contigo, que hasta eso extraño, hasta los momentos no compartidos.

domingo, 3 de octubre de 2010 a las 11:00 p. m.

2 Comments to "Remolinos de desatino"

Cómo bien dices, quedan la pluma y el papel para absorver la ausencia.
Ya sé, sé que a veces (muchas) no basta, pero...

Saludos

Pues sí, siempre habrá papel para que succione parte de la desazón, o al menos filtre las ganas de romper palabras contra la pared, aunque algunas son tan básicas que no pueden dividirse y se quedan obstruyendo el nudo en la garganta.
Saludos!