Hay un papel con jirones de todo lo que echo de menos de ti, roto, rasgado por lo incisivo de extrañarte, consumido por partes, de lo ácida que es tu ausencia, de los besos no consumados y acumulados, con tinta vomitada, por lo indigesto que es el mundo sin ti.
Hay un papel al que recurro, manchado de mis anteriores visitas, de tus coincidentes huídas; un papel revuelto de sensaciones sin palabras, por lo indescriptible que es recordarte y no tenerte delante, porque no sé quejarme de otra manera, sólo tomando la pluma negada a escribir y forzarla a que fluya su negrura, y descargo con ella la violencia de no tenerte, penetrando el metal en el papel, y en el siguiente, en el subyacente, en los sucesivos, y en cada punto y seguido se detiene, quejosa, quejica, sin tinta, y comienza de nuevo el remolino de querer decirte algo, de lastimarme la piel que grita por tus manos, eso de desear y no poder, el egoísmo de mirarme el ombligo, y hago concéntricos círculos sin objetivo, consecutivos y sin levantar la línea, los llaman remolinos...Para mí es todo lo que no tengo contigo, que hasta eso extraño, hasta los momentos no compartidos.
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