Y si fuéramos tan pequeñitos como ese microorganismo que ya sabe de los palos que les dieron a sus compañeros, que esquivó al antibiótico que siempre le golpeaba en los bajos, que se adelantó al ataque del rival, que se hizo más pequeño para que no lo detectaran... que engendró microminiorganismos, que se rompió en mil trozos, inexistente para los que solo miran por el telescopio.
Y si fuéramos tan pequeñitos como los ciudadanos del 2012... esos que aprendieran a adelantarse al próximo golpe, a ser más pequeños e invisibles e innumerables e indescifrables como enemigo.
Y si fuéramos tan numerosos como los ciudadanos del 2012... solo con un grano de arena que les quedara a cada uno de ellos. Y si soltaran ese grano todos en un mismo lugar.
Y si fuéramos como aquella última especie antes del primer organismo capaz de tener conciencia de sí mismo y de ensimismarse y de... mirarse el ombligo.
Y si fuéramos numerosos, pequeños para el gran poder, conscientes y capaces de abandonar el ombliguismamiento.
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