Porque hace buen día. Porque miré la campiña, sonó esta canción y me acordé de vos... que el sur no está tan mal, artista :)
Empezó a llover, y olía a tierra mojada. Reconocí en ello un cambio. La tierra respondía de diferente forma ante esas tímidas gotas, porque ahora eran ellas las tímidas, y no los demás que… a pesar de acudir corriendo a recoger la ropa tendida, ya mirábamos desafiantes al cielo, como diciendo, ya no nos vas a sorprender, ni atemorizar. Con total indiferencia, me puse la capucha de la sudadera y seguí caminando, como si tal cosa, disfrutando del olor a tierra mojada que echaba de menos, pues las lluvias que tanto nos habían aletargado ya lo habían lavado todo, filtrados los aromas hacia lo más profundo del terreno, charcos estériles, sensaciones de libro nuevo, recién salido de la imprenta, y todo por estrenar, nada que contar. Las gotas quedan divididas, tal y como caen, no se reencuentran con otras, son pocas y sin ganas de mojar… se ve que el cielo ordeña con entusiasmo anodino algunas nubes que se apretujan en un momento de mala circulación. No pasa nada, tú por aquí, usted transite por allí, y la congestión se resuelve con brevedad, nada que contar.
Y en esa insignificancia de días y noches, la primavera se abre paso, abandonando costumbres a las que no nos hacíamos del todo (que yo no estoy echa para llevar paraguas, en todo caso para perderlos). Del escuálido melocotonero han surgido unas escandalosas flores rosas, para mí es su tarjeta de visita, y yo le digo que se quede tres meses, intuyo que le ha parecido bien, creo que le dimos tanta pena, que sí, ¡se quedará!
Disecciones: Cosas sencillas , Lluvia , música , primavera Publicado por innuendo
Eh, Invierno, espera un momentillo, que quería decirte que... que adiós, y no vuelvas.
Disintegration es una buena banda sonora para lo que fue. [Si aún me lees, Rafa, qué buena recomendación me hiciste, ahora recuerdo que no siempre hablábamos de lo mismo.]
Disecciones: Decadencia , Despedida , frío , música Publicado por innuendo
A Currito. Por ser el primer perro que comprendió su destino, tres patas fuera de casa, y que se comió medio zapato, se provocó gastroenteritis, lo llevamos al veterinario, a todos nos dio susto perderlo, no queríamos que se nos fuera, y finalmente le entramos esas tres patas a casa, Su Casa. Por eso, y por un par de tardes agradables al sol con indie saliendo por la ventana, por fin abierta.
Disecciones: atardecer , Cosas sencillas , música , rutinas Publicado por innuendo
he aquí una mujer feliz :)
Disecciones: Cosas sencillas , emoción , Felicidad , música Publicado por innuendo
X era la incógnita. XX era lo que sonaba. XXX era el whisky que tomábamos. XXXX era la excitante conjugación de los cariotipos que hacíamos por unir, ¿te imaginas? Sin sorpresas por el resultado final. XXXXX era la máxima calidad del momento, cinco estrellas para un menú compartido. Y múltiples X diseminadas por la piel, marcando el lugar de cada beso, que el seis te da grima, y el siete suerte. Te retorcías, y la X parecía un +, y yo no escuchaba otra cosa, sólo – más -. Intentaba voltear el símbolo, como si se tratara de alcanzar el máximo, y mis matemáticas me decían que multiplicando se conseguía mayor resultado que sumando. Multipliqué todas nuestras X, y de repente, el ambiente se llenó de cuadrados, digo, gemidos, elevados a exponenciales reverberaciones, réplicas… Que se fueron cayendo, como los fuegos artificiales al mar. Rápidamente empecé a restar, dividir X, entre las mil cosas de la mesita, encontré una raíz cuadrada que fui superponiendo a cada X elevada, con una barra las partía entre varias, tú también hacías por restar. Finalmente, quedó una X, sin poder restarse con otra, sin poder dividirse, ni menguarse de ninguna otra manera. X era la incógnita, y nadie hizo por quedársela.
Disecciones: Deseo , Despedida , música , Noche , retorcimientos Publicado por innuendo
Pensé en ritmos circadianos, en la estructura helicoidal del DNA en una visión lateral, como las colinas del suave paisaje, cimas y simas, picos y fosas marinas, en sus más y sus menos, en la montaña rusa y su risa, en el registro electrocardiográfico de mis alteraciones al oírla; eran ráfagas como las del faro en mitad de la noche, eran días buenos alternados de malos, como lo que dibujan las olas del mar, como sus caricias en mi espalda, describiendo ondas de sensualidad.
Como la camiseta de mi equipo, como las teclas de un piano, como un chiquillo mellado, la manta que me cubre, como un día de nubes y claros, lo mejor y lo peor de mí, hoy no hay cuadros, sólo líneas que no se encuentran, que no se topan, ni se cruzan, ni se buscan, esa es la cara y la cruz.
Bipolaridad a flor de piel, unos ojos como miel, y Lucía en el cielo con diamantes, como un hola y adiós, como el registro sísmico de un día tranquilo, como el registro de mi ánimo a lo largo de los días, como la tortuosa carretera que transité con ilusión, como la tortura de una ausencia que nunca fue presencia. Martha, Julia, Michelle… Como hablar de la verdad y esconderla bajo mis habituales mentiras, nombres ajenos, nombres ligeros.
Temblorosa, como la llama de una vela, como las luces que parpadean en la campiña nocturna, como mi mano al firmar el odio social, como mi mentón, inestable como unas lágrimas contenidas a punto de derramarse, disolventes de la congoja, insolventes en el nudo de la garganta, gigante… descomunal bola que impide decir la hora… Las siete y veintisiete.
Un gran dragón chino de desfile por la calle, con sus idas y venidas, subidas y bajadas, líneas discontinuas de camino a casa… el automático puesto a 120km/h, y una curva, y el coche incapaz de girar, de adaptarse, ni yo de mirar, de reconocer, de admitir, asumir, asociar, superar…
Su inconstancia plasmada en una gráfica, como la de los senos y cosenos, logaritmos que van y vienen... ¿Más? Torsades de Pointes, volúmenes respiratorios en constante evolución, una fibrilación auricular, como los relojes doblados de Dalí, escalas en el pentagrama, curvas de presión sanguínea, el discurrir en un EEG del sigmoideo trayecto de mis ideas más ondulantes, mi concavidad y su convexidad, como una alarma sonando, las siete y veintisiete, la intermitente suerte dentro de una ambulancia, en sus luces de emergencia, en el sonido de su sirena, que va y viene… que va y viene…
Disecciones: Cosas sencillas , emoción , Medicina , música , retorcimientos , rutinas , sueños , The Beatles , tiempo Publicado por innuendo
Me sentí débil, al comprobar que el frío no congelaba la ambición negra de la pluma por escribir. Qué tonta fui al pensar que era el calor lo que la derretía de gusto literario, pues llevaba un invierno espléndido de líquido placer, sin un ademán de timidez, sin un mal gesto al mirarle sus intimidades, lo que se llama una relación agradable. Cada estación es una novedad en su comportamiento, el tanteo aún se prolongará por la primavera. Quién sabe cómo reaccionará a la disminución de la humedad, sin estos papeles blandos y con mis hormonas dirigiendo su camino. Quizás no tolere mi cursilada anual, y que los adjetivos se me escapen por los bajos. Mientras disfrutaré de su buen humor y diligencia, sólo que es una lástima que precisamente ahora no tenga nada que contar, ¿verdad, mi metalizada compañera?
Disecciones: frío Publicado por innuendo