Vuelvo, como tantas otras veces
con la cabeza gacha, perdida,
¿o quizás es que no me fui nunca?
Yo quería ser mala, distinta,
con un insignificante gesto,
el sencillo roce de los dedos
arrastrándose por la mejilla,
invadir de miedo al enemigo,
imitando así al genial Don Vito.
Válgame dios, es que sin contrario
¿a quién puedo enfrentarme?...
Dejaron las batallas a medias
contra mis subversivas maneras,
nadie quedó con gana de pelea,
ahora el gallito del corral
sombra de lo que fue
(rastro oscuro que le queda grande),
que sin el Otro, es un pollo más.
Disecciones: Poesía Publicado por innuendo
He leído que interpreta Beethoven, Prokofiev y Albéniz… Iberia de Albéniz… va, es igual, este hombre toca el cumpleaños feliz y ya es un espectáculo. En fin, que como escucharlo en auriculares, a buen bit-rate, y en chándal, no hay nada. [¡¡Pero acepto una invitación!!]
Lang Lang, el mago del piano (Lo que Hay que Oír)
Disecciones: música Publicado por innuendo
se me perdió la carne por el sueño…
Me quedé interno, mágico, invisible,
desnudo como un ciego.
Lleno hasta el mismo borde de mis ojos
me iluminé por dentro.
Trémulo, transparente,
me quedé sobre el viento,
igual que un vaso limpio
de agua pura,
como un ángel de vidrio
en un espejo.
EMILIO PRADOS
(Cuerpo perseguido 1927-28)
Disecciones: Emilio Prados , Poesía , Soledad Publicado por innuendo
Pues al diablo con todos los métodos de conseguir algo sin esfuerzo, historias de afortunados, teorías adivinatorias y organigramas de la vía administrativa de la petición de deseos, descuentos en los cumpleaños, 2x1 en nochevieja, oportunidades en las pestañas caídas, liquidaciones con la luna llena. Al diablo con todos ellos, porque hoy se les va una cliente insatisfecha.
Disecciones: Cosas sencillas , Deseo , ilusiones Publicado por innuendo
Como los últimos suspiros de la noche, gases extraños, calientes, salen de las rejillas del mundo subterráneo.
Como un dragón a punto de despertar, exhalando pesadillas hirvientes. La madrugada muriendo, coletazos vistos entre intermitentes y cambios de carril, coches ansiosos por llegar al puesto de trabajo, el rebaño fluyendo al redil.
Así llega el día, uno de tantos que no logra despertar completamente, los cielos permanecen cerrados, y no se han enterado de que ya llegó una nueva jornada.
El sol se hace el sueco, se va a la francesa, hace novillos, huelga encubierta... Noches oscuras cosidas a días que no consiguen despegar. La lluvia tejiendo uniones que no levantan el ánimo, y todo queda como tiempo de continuidad inalterable, nosotros haciéndonos más viejos, y sin días que vivir. Qué inutilidad de fechas que no constarán en los recuerdos, sólo en el calendario, mis pasos condenados al calor del calefactor, pies muertos.Como un gigantesco zeppelín, la nube avanzaba con esa elegancia que portan los grandes, la de no fijarse en las pequeñas cosas, en la inmundicia en que desarrollamos nosotros la felicidad, y rápidamente nos la arrebatamos. Allá arriba, las cosas deben verse con superioridad. Y es que somos tan pequeños.
De pronto, el sol disparó misiles aire-aire, que hicieron diana y atravesaron aleatoriamente el grueso de la nube. El día estaba naciendo a las doce y media de la mañana. Fueron los primeros rayos del año. En la cara, filtrados por la persiana, me hicieron cosquillas. Y yo sonreí. La de enfrente me miró con susto por mi complaciente expresión. Yo la miré con leve lástima, ella sólo veía su propia sombra.
the smiles returning to the faces...
little darling, I feel that ice is slowly melting...
Disecciones: Cosas sencillas , frío , Lluvia , música , Noche , Resurgir , The Beatles Publicado por innuendo
Que su sombra se fundiera con la oscuridad.
Que sus susurros enmudecieran con el sonido ambiental.
Que sus intenciones palidecieran en su eterna indecisión.
Que unos besos lo fueran todo, y yo me disolviera en ese micromundo de saliva y sudor.
Que se haga el día… y la noche.
Disecciones: Noche Publicado por innuendo
mucho guiri hay por aquí últimamente, así que rompo con la tónica nada menos que con mi paisano, ays... cuánto extraño pasear por esa ciudad de las ideas, por su ribera, la enrevesada judería, plazoletas sin sombras. Cuánto se echa de menos el toque de las raíces, cuando ahora la savia está ausente de mis ramas. Y qué ganas de que llegue la primavera, que Córdoba recupere su sol, sus flores... Que se haga la luz. Y entonces sonó Vicente.
... las palabras se las lleva el aire... que las mías se las lleve hasta tu calle...
Como cáscaras internas,
finas, delicadas capas,
rígidas y negras... muertas,
daban sentido a las ruinas,
paseo por los interiores,
empapelados necróticos,
de lo que hace ya estuvo vivo,
hoy todo esfuerzo, lo es ínfimo,
por recordar sensación añeja,
que no se puede explicar
atendiendo a la métrica.
Buscando el acento más afilado
en palabra cualquiera,
como la arista gélida
del pico del bloque helado solitario
... agua dulce flotando sobre salado.
Así es el hipnotizante balanceo
sobre los cinco litros
de sangre derramada,
lento bamboleo el baile de la hamaca
hacia el sueño eterno,
crepúsculo y su danza.
Y con el tono más grave, mirada solemne,
silencio que ya no calla nada... así se muere.
Disecciones: muerte , música , Poesía , silencio Publicado por innuendo
Al bebérmelo rápido, apenas ha durado el descanso… Tampoco es que hubiera una conversación que lo prolongara. Tampoco quería detenerme más en mirar unos árboles caducos, únicamente con su esqueleto, sin hojas, y casi podía sentir su temblorosa desnudez. Trasparentes. Como el agua.
Hoy me fijé en ellos, y siempre habrán estado ahí, pero nunca los vi. Todo ha sido una cadena de ausencias, de notar las deficiencias.
El corrillo de las mujeres de los laringuectomizados está donde siempre. Pero hoy no me acompañaba el agudo comentario sobre su marujeo.
El espacio de enfrente no está colapsado por rotuladores. Pensé en poner el bolso justo en esa silla para que nadie suplantara ese sitio. Pero luego he decidido que ojala alguien se siente y lo colme con sus libros. Pero parece que hay un cartel invisible que pone Reservado, al que todo el mundo hace caso.
La chica de al lado no se queja de mi pierna inquieta.
Hoy no hubo prisas en mis movimientos, y sin embargo, el descanso duró menos de lo que era habitual. Ha sido tremendamente insustancial. Como el agua.
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a las 9:18 a. m. , 0 Comments
(SIR ARTHUR CONAN DOYLE – EL HOMBRE DEL LABIO RETORCIDO, DE LAS AVENTURAS DE SHERLOCK HOLMES)
De noche, mi soledad se veía desprovista de todo atrezzo lumínico, y lo poco se transformaba en mucha necesidad, y sus escasos logros se multiplicaban por grandes ofrecimientos. En sus brazos, el cariño era un efímero gerundio, tanto como el presente; pero de noche, eso bastaba.
Llegó el frío y sus físicos estados, pues al aliento lo hace visible, el agua puede romperse en pequeños trozos de hielo, el sol es más valorado que en verano, el rozamiento es vida, y el calor es necesidad. Todo lo leve se hace importante, material y por lo tanto, valorable y rompible. Pues… todo lo que tiene valor, es el hueco que deja al perderlo, pero no el volumen que ocupa al tenerlo.
Llegó el frío, pero no veía las fantasmagóricas formas de su aliento, su encanto se congeló, yo quería más que una caricia, y necesité más calor que un beso. Mucho más calor.
Llegó el frío, y las diferencias se marcaron más, entre mis demandas y sus ofertas una amplia distancia. El mercantilista mundo de las relaciones. Las físicas sensaciones de la insatisfacción.
Disecciones: Deseo , frío , ilusiones , Noche , silencio , Soledad , tiempo Publicado por innuendo
Me faltaron kilómetros para llegar a la conclusión. Yo sabía que mi destino estaba tras un par de calles, sin embargo, necesitaba una carretera para mí sola, con muchos tramos, para terminar de pensar. Mi pensamiento era lento, tenía el depósito lleno, el disco recién empezado de los Dire Straits, era de noche y nada podía ser más perfecto, sólo que no iba a ninguna parte. Continuar conduciendo no tenía sentido, mi camino recorrido y por recorrer debía llevarme hacia algún lugar, pero sentía la falta de conducir cientos de kilómetros y desperdiciar mi tiempo y mi espacio derramado gota a gota por el trayecto.
Me planteé aparcar el coche y escuchar el disco entero con el motor en ralentí. Pero sin el movimiento del austero decorado de las cunetas, el rock de estos muchachos no me arrancaba reflexiones; su sonido es el comprendido entre los kilómetros, su decadencia la del forastero que no se adapta, y su rabia la enfocada a crear problemas. Sí, tenía ganas de pelea, ¿y qué? Pero todos me soportaban, consolaban o ignoraban. Me tocó el camarero más comprensivo, la amiga más compañera, la autoridad más condescendiente, el coche más flojo… ni las latas del suelo se rebelaban ante mis persistentes patadas, ni el perro del vecino me dio por extraña.
Y sin enfrentamientos ni palabras de más, me tragué la consternación, puse la cara resignada, y me acosté abrazando al peluche. Todo el mundo estaba más civilizado que yo. Ya en la jaula, acaricié los barrotes, el botón de la camisa, las gafas de pasta, la corrección fría de mis participios pasados bien terminados (qué mentira, nunca se me dio bien acabarlos), el regodeo en mis palabras más afiladas, fantástica noche para la mirada gélida y puntiforme, unas pupilas que se encogen a favor del inquietante iris azul, el complaciente mundo de la formalidad.
Fin de la noche para el tipo duro.
Disecciones: Decadencia , despecho , música , Noche , silencio , Soledad , viaje Publicado por innuendo
[sólo siento.
Que la fuga abre su vía
y sale el chorro tieso.
Y en ráfagas, las notas disparadas,
como flechas de un arco
cuya cuerda es del mismo nylon
del piano de este camarada
de una misma patria
que nos acoge en asilo
a los desamparados de ánima.
Y en ráfagas…
fusilan a los acogidos,
nos, y qué más da,
si ya me dejé atrás
todo lo que podía perder,
[perdido,
arrebatado… el sentido.
Hey, ¿cómo estás?
– No me quejo-.
Hoy me quejo, es sangre lo que voy escupiendo,
oh, pero no temas, no estoy tísica,
mi mal es alguna alteración
de los humores en el equilibrio interno…
ays, ¡Hipócrates! ¡Galeno!
Déme un beso.
Estoy cansada de nombrar a viejos,
y si no, muertos,
que hoy estaremos respirando
la ceniza de sus huesos.
Que no quiero recordar,
déme un beso.
Disecciones: Decadencia , música , Poesía , Soledad Publicado por innuendo
a las 12:48 p. m. , 0 Comments