Como cáscaras internas,
finas, delicadas capas,
rígidas y negras... muertas,
daban sentido a las ruinas,
paseo por los interiores,
empapelados necróticos,
de lo que hace ya estuvo vivo,
hoy todo esfuerzo, lo es ínfimo,
por recordar sensación añeja,
que no se puede explicar
atendiendo a la métrica.
Buscando el acento más afilado
en palabra cualquiera,
como la arista gélida
del pico del bloque helado solitario
... agua dulce flotando sobre salado.
Así es el hipnotizante balanceo
sobre los cinco litros
de sangre derramada,
lento bamboleo el baile de la hamaca
hacia el sueño eterno,
crepúsculo y su danza.
Y con el tono más grave, mirada solemne,
silencio que ya no calla nada... así se muere.
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