a parte de colocarse como nadie el tupé, Chris solía hacer estas cosas... Otra canción ideal para el coche, o para la noche, o para ambos...
La miopía rellena las formas irregulares, con una misma pasta difuminada marca Hacendado®, líneas incompletas que se continúan con la confusión, puntos suspensivos subrayados, como la indiferencia que termina con las intermitencias del tiempo, y hace de él un todo homogéneo.
Con la miopía, no hay muros enormes, ni barreras insalvables; las vallas no son tan hostiles si no se avistan sus pinchos, y una rosa es sólo perfume y belleza, si no logro ver sus espinas.
El desenfoque aporta la duda, y en mitad de la duda, prefiero pensar en la belleza, quizá engañosa, como la densa capa uniforme que cubre las caras de las famosas, maquillaje usurpador de la verdad verdadera… y qué si no, es la ilusión que en la Nada se asienta.
- Por la miopía- le dije, cuando le tocaba la cara, con afán de acercarme y excusarme en la caricia, en una disculpa tan vana, mientras se dejaba hacer, entre el dilema de la suavidad y mi descaro improvisado.
Me fui de casa, y sin haber llegado a ningún lugar, ya estaba plasmando en mi mente la manera de recordarla, de acondicionar allá donde cayera, el lugar para sentirme en casa. Y así, sin llegar a un destino, comprendí que no estaba huyendo de casa. Esa fue la primera y rápida conclusión.
Me fui de casa, y tras un tiempo indeterminado, aún continuaba murmurando fatalidades… y con voluntad de acabar con tal maleducado detalle, comencé a gritarlas. Las palabras se agotaron pronto, y me auxiliaron las lágrimas, que se esforzaban inútilmente en escandalizar,… idiotas, yo las enseñé a ser moderadas y silenciosas. La segunda conclusión vino con aquel silencio; que había callado demasiado, en cuantía, calidad y tiempo.
Me fui de casa, y en ese remanso de paz, escribí la tercera… Estaba vencida. Tomé el trapo más blanco que llevaba encima y lo agité sin miedo a no ser interpretada, pues sólo hay un miedo verdadero, ascendiente de todos los demás, y es el miedo a la muerte; y sin ese temor vital, todo lo que yo deseaba es que acabara aquella guerra, compendio de luchas internas.
Me fui de casa, y la casa se vino tras de mí, temerosa de ser descubierta, a unos metros atrás, la sentía arrastrar sus pesadas dos plantas, deteniendo su paso ante mis paradas, resguardándose tras árboles y farolas si yo hacía por volver la mirada, sin poder esconder la placa de la calle, el número de puerta… nombres y apellidos de quien me perseguía allá donde fuera. De pequeña, no sabía hacer otro tipo de casa que no fuera la mía. Ni pintar un papá sin barriga, o una mamá fea… Todo estaba allí dentro del armatoste que tímidamente pisaba mis huellas hacia… hacia ya no sé dónde… estaba mirando más atrás que hacia delante. Ésa fue la cuarta conclusión, reconciliarme con el hogar.
Me fui de casa, y aún estaba fuera, cuando me sorprendió una tormenta de tonos telefónicos sin descolgar, mensajes sin responder… mi gran S.O.S. sin corresponder. Y así, mojada por la indiferencia de los demás, o por la lluvia mientras escuchaba la respiración de quien estaba detrás de la puerta, se me vino aquella frase que escribíamos de adolescentes al firmar en las carpetas… que el verdadero amigo es quien entra, cuando todos salen. Quinta.
Me fui de casa, y a pesar de escoger un día cerrado me acordé del sol. El frío, físico y psíquico, me incitó a buscar de manera instintiva otro calor. Y así, próxima a la candela, pensé en arrimarme al sol que más calienta, declararme libre, y sonreír a las sonrisas del mendigo… que yo andaba mendigando un poco de lo que él no se atrevía a reclamar en su cartel. Se admiten abrazos. La conclusión número seis.
Me fui de casa, me quedaba una para llegar al siete, pero como dios, me di un descanso… y me fui a casa.
Disecciones: Cosas sencillas , despecho , Recuerdos , Soledad , Traición Publicado por innuendo
Y no será una noche
sublime de huracán, en que las olas
toquen los cielos… Tu barquilla leve
naufragará de día, un día claro
en que el mar esté alegre.
Te matarán jugando. Es el destino
terrible de los débiles…
Mientras un sol espléndido
sube al cenit hermoso como siempre.
MANUEL MACHADO
(Alma, 1902)
Disecciones: Machado , muerte , Poesía Publicado por innuendo
Se repetía su escudo preferido… usar el pretérito imperfecto, cuando todo era presente. Hablar en tercera persona, cuando era primera. Alejando los hechos y sentimientos, así era más fácil fustigarse, salirse del propio cuerpo para lastimarlo con más ahínco y ensañamiento. El latido le impactaba en los oídos, como un dolor lancinante que todo lo ensordecía. Quizá era esa la campana, de luz y de sonido, barrera ante lo externo, para no ver los errores, ni escuchar soluciones. Un sudor frío empezó a recorrerle desde el comienzo de la raíz del pelo, surco abajo, trasudando miedo. Se habría arrancado la piel de la espalda, por tal cobertura helada, como el abrazo del enemigo, como un lobo con piel de borrego, como la mentira, así de gélida. La taquicardia le mentía. Aquello no era vida, sino la antesala de la agonía. Se tronchaba en torno a su cuerpo, doblado en su eje, sin vueltas, ya había bailado el último vals, y aquello era una danza maldita sin elegancia ni vida. Espasmos que desfiguraban su expresión, gestos anómalos, sensación de deterioro, un punto de no retorno.
Quería acordarse de algo bonito, pero su reproductor estaba roto, o puesto en el aleatorio, que las imágenes no eran las de una concienzuda despedida, sin sentido ni decoro, desprovistas de cronología, importancia, incluso de veracidad; recuerdos mezclados, incoherentes, de escenas inconclusas, cóctel en el resumen de finales para despedir su final… qué cruel para quien sólo le queda esperar visualizar la película de los mejores momentos de su vida.
No añoraba no haber creído en algo como dios, ni en doctrinas que soliviaran su espíritu, una esperanza predicada en otros instantes, ni una pizca de las bienaventuranzas… Fuera de aquel cortejo del más allá, sentía como un límite y sentencia aquella situación… la única gran Verdad.
Pero… prefería la Mentira.
Entonces supo (en pretérito perfecto simple) que su hora no había llegado aún, e hizo por recoger la sangre que se le salía, tapar deshonrosas heridas, sonarse los mocos, y poner cara de que comenzaba un nuevo día.
Disecciones: Dolor , muerte , Recuerdos , silencio , Soledad Publicado por innuendo
a las 9:00 a. m. , 0 Comments
El grito sonó a soledad, a eco, a hueco, no a amor ni sexo. Aquello sólo fue un clamor, no satisfacción. Y cuando calló, nada más sonó. No preguntas, no besos.
Disecciones: Soledad Publicado por innuendo
A medio camino entre el atardecer y anochecer, he querido acelerar la plenitud de la oscuridad, con el jazz sin complejos. Un colega acaricia el viento con el saxofón, luego el pianista, otro tantea el bajo, el batería… incondicionales de mis expresiones más resignadas, apenas los veo desde la barra, hay tanto humo de por medio… tampoco es que me haga falta. De hecho, sólo les tengo en una carátula, y creo que lo de no saberme sus nombres me lo perdonan por escucharles cincuenta años después.
Hoy nada me parece lo suficientemente cruel para contrarrestar esta incómoda situación. El de al lado me interrumpe, dice que si me resultan rígidos estos taburetes, no; amargo quizá el licor, no; que la oscuridad invita demasiado a pensar, no, tampoco, lo de pensar lo traigo de casa; perdió usted dinero, no, si todo fuera eso; y por un segundo piensa realmente qué decir, y enumera el último motivo posible, mujeres ¿verdad?
…
Cruel, mucho más que una recopilación de los insultos y motes de la infancia; cruel, como los ánimos en mitad de la desesperanza, como una charla compasiva a quien se deja vencer; como una lista de despidos y ascensos a la vez, como una humillación pública, o un discurso sobre la tartamudez.
Cruel es la ilusión que roza de refilón.
Cruel, como el nombre de aquella profesora (qué injusticia llamarte Maripepa), como llamarse Linda y ser fea, como una noche a solas, como la lástima en sí misma, como la muerte del bueno, como una carcajada en un entierro.
Cruel es la ilusión.
Disecciones: Dolor , ilusiones , música , Recuerdos Publicado por innuendo
Disecciones: Deseo , muerte , Recuerdos Publicado por innuendo
Disecciones: música , Piazzolla , Soledad , Tango Publicado por innuendo
El azul de los ojos se le corrió como rímel, el rímel se le inyectó como sangre y surgía por el hilillo que le resbalaba desde la comisura como tinta negra, y buscando color de contraste, encontró un cuerpo rubicundo, y en esa plétora viva, de rojo lo vistió por fuera de sangre vertida de heridas que manaban al antojo de sus manos asesinas, sin necesidad de grimosas cuchillas, se valía de la tinta oscura que se derramaba desde la punta de sus dedos, que recorrían en una escritura hiriente la piel sana dejando rastros de mensajes malditos, que penetraban carne adentro, hasta que brotaba como fuente la vida de quien moría.
Disecciones: despecho , Dolor , muerte , retorcimientos Publicado por innuendo
¿En qué estaría yo pensando cuando me compré este disco?...
Hace días que enciendo una vela que se quema lentamente. Pequeña su llama, altamente alterable, cargada de susceptibilidad; mínima. Con frecuencia se ahoga en su producto licuado, poco a poco, derrite más de lo que le deja vivir. A veces no soporto su deprimente vida, siempre a punto de expirar, y de un soplido la dejo entre unos paréntesis de comatosa espera, muy parecido a su presente (tan cercano a la muerte). A veces es ella misma quien no puede más, y se agota en un silencioso final, una tímida exhalación de lo que fue en formas sensuales de humo definido. Breve epílogo de la angustiosa vida de su minúscula llama amarilla.
No sé quién se acerca más a quien, si yo a la vela, o ella a la muerte.
Disecciones: muerte , música , Soledad Publicado por innuendo
Me quité las gafas, y la miopía difuminó los datos, ya no sabía si aquello era un 3 u 8, tampoco pude afinar con el concepto de tal cifra, si eran miles, o centenas de millares, si damnificados, mutilados, huérfanos, o simplemente historias tristes.
…
Por un lado, movimientos sociales recaudando mucha solidaridad. Por otro, sí, al otro lado del Atlántico, un desastre que por su brusquedad había captado la atención del ojo de Sauron. Tantos otros desastres crónicos, sin dolor agudo, consentidos y abastecidos de miseria e indiferencia por la comunidad internacional… o el ojo de Sauron, un ojo con una sensibilidad especial, que tenemos cada uno de los occidentales, sí, ése que expulsa los desechos, el cíclope que todos llevamos dentro.
La ineficacia de saciar la necesidad de cada cara hambrienta, sedienta, enferma, o sola, ese fallo en la entrega es la mejor y más recurrente excusa del que no da (sí, del verbo “dar”).
No, no relataré los numerosos puntos que podría mejorar la organización de ayuda in situ. Todos sabemos que las cosas no se están haciendo bien, que… ¡¿qué cojones pasa con la ayuda?! ¿qué será de los niños que se están llevando de allí? ¿qué será de los que allí quedan? ¿qué será de los hijos de puta que se hicieron fotos manchando la labor humanitaria de los sanitarios que allí acuden? ¿qué pasa… que no hay otro “we are the world”? Que los políticos no se hagan más fotos, que las cámaras retraten la realidad. Qué bella la sonrisa del que no tiene nada.
Hoy me quité las gafas, y no logré ver los datos expuestos en los rótulos que acompañaban la noticia. Pero entre el distorsionado mundo que la miopía me aportaba como realidad, sí que se dibujaban con nitidez la tristeza de caras necesitadas, y aún casi ciega, las palabras de la reportera me llegaban en forma de imagen del desastre, crónica de catástrofes pormenorizadas en el tiempo y el olvido impuesto por la actualidad, que es la peor distancia. Y en esa visión burda, sin detalles, me dí cuenta con demasiada claridad, casi lacerante, que llevaba unas semanas ciega, incluso con las gafas puestas, y que sólo en ese momento de privarme de lentes vi… palpé, sentí el desastre, invisible tras una cortina de cifras, y oculto, oculto como en un eclipse tras mi ombligo, y me puse colorada, no de rabia, sino de vergüenza, porque finalmente me había comportado como todo lo que odié un día. Que todavía no había dado ni un puto duro, refugiándome en no querer ver, en excusas de tasas de transferencias, de que no llega la ayuda, en buscar culpables de la pobreza previa al terremoto, y en ese asqueroso desánimo que no consigue levantar al mundo.
Disecciones: Global , Pobreza , Política , televisión Publicado por innuendo
Para analizar la actualidad: mejor cambio de canal.
Para analizar la actualidad: creo que apagaré la tele.
Para analizar la actualidad: cambio de emisora.
Para analizar la actualidad: silencio la radio.
Para analizar la actualidad: iba a leer el periódico, pero mejor analizaré la actualidad…
Para analizar la actualidad: vivir, y lo de analizar para mañana.
Disecciones: Global , televisión Publicado por innuendo
Fue calificada como “errónea”. Para mí, con que empezara con Barry, ya era la más adecuada. Era la noche adecuada.
Él picaba y surgía el prurito, el escozor de la curiosidad, explotaba la burbuja que contenía lo vertido en silencio, ponía de manifiesto los colores en las mejillas, subía la bilirrubina, destapaba el descaro, paseaba el deseo… ¿Feromonas? ¿Entendimiento? La chispa inicial y el mejor acompañamiento. Qué más da… el resultado es personal.
Con Barry no hay incertidumbres, es sensualidad productiva, no la que se pierde en tantos gestos, sino la que lleva a otra cosa, puntos suspensivos que continúan en párrafos de puntos y seguidos. No el desnudo integral, sino horas y horas de disfrute del gerundio.
Qué mal llamados otros como los reyes del soul, o del funk; él que no aspiró a apellidos decorativos… lo suyo era y es provocar la llama, y cuántos recién nacidos debieran llamarse… Barry White. Aquí una que no te olvida, Maestro.
¿por qué esperar al martes para empezar bien la semana? Jódete, lunes, que hoy hace sol, y tomorrow... tomorrow será mejor.
Disecciones: música Publicado por innuendo