CARLA BRUNI: historia de un descubrimiento, de un engaño y de buenos ratos (2ª parte)




Seguí buscando, porque no me sentía a gusto con este final en mis investigaciones sobre la Bruni, y vi que había otro disco más reciente, del 2008, y en francés. Como si mi dedo figurara mi cabeza, tirándome a la piscina, pinché en el primer enlace que encontré. Lo que comento aquí sobre Comme si de rien n’etait es una historieta de la que me avergüenzo enormemente. Vaya, de sólo imaginar contarla a alguien a la cara, ya me pongo colorá. Algún melómano comprensivo me diría: son cosas que pasan. Y lo sé, que son cosas que pasan, pero es que… Como decía, me lo descargué ilegalmente, por supuesto (no puedo pagar todo lo que escucho, ésa es la verdad). Comencé a escucharlo, y no sé de qué manera lo escuchaba, ni porqué me entró tan bien en esas primeras pasadas. Haciendo cuentas, creo que me lo pondría como unas 10 o 15 veces antes de que fuera consciente de todo el montaje. Para entonces, yo ya me había formulado mi opinión del disco, creo recordar que pensaba que era un disco que entraba muy bien, ése era el verbo, entraba muy bien, y no sólo eso, sino que era bastante aceptable para pasar el rato haciendo cualquier otra cosa. De esto se puede deducir que no hice una escucha concienzuda, y es ésta mi única defensa. Sí que percibí que era algo monótono (uys… ¿algo, solamente?), y que había una canción tipo instrumental que fue la que me mosqueó, supuestamente llevaba un título en italiano, el único en todo el álbum, pero no había palabra por ninguna parte de la canción, ¿qué sentido tenía que fuera en italiano, si no cantaba? Y la que más me gustaba hasta ese momento, La possibilité de une île era realmente extraña, conforme más la escuchaba. Fue un día que decidí leer su letra, cuando atendí a la parte vocal en français, y que constaba sólo como el primer párrafo repetido una y otra vez, de la letra de la canción original. Sí… ya es hora de que hable de la canción original y destape tanto misterio. Durante mes y pico estuve escuchando una copia transformada… trastocada, mutada… como se quiera llamar, un montaje fabuloso que probablemente la discográfica había difundido por la red en los lugares de descargas ilegales, foros, etc… Este hecho, deduzco, habría comenzado nada más publicarse el original, para que las copias certeras no tuvieran lugar, los imagino inundando estos sites con esta copia montaje. Hablando del montaje, la verdad es que está muy bien montado, si se me permite la redundancia, tomaron el primer medio minuto de cada canción, variando este trozo en duración según los acordes, a veces abarcaba hasta el estribillo, o quedaba el primer párrafo tan solo, y de nuevo comenzaba la canción, vamos, un bucle absurdo pero bien montado, tanto que el oído no acusa esta aberración, se acostumbra a la agradable melodía inicial, y la canción termina según la duración de la original, con un descenso del volumen típico que ahora no recuerdo como se denomina. En fin, una artimaña de la discográfica para que quien desee escuchar el disco, se lo descargue legalmente, o se lo compre, el caso es que circule el dinero.
Creo que ya he explicado, o se puede intuir porqué no me di cuenta antes de esta mentira. Seguidamente a mi despiste, busqué una copia buena, y la verdad es que me fue difícil dar con ella, antes de eso me metieron el montaje unas cuantas veces más. Fue gracias a Esquizofónico que por fin pude hacer una escucha pormenorizada del trabajo auténtico. Fue una sensación rara cuando mi oído, acostumbrado al bucle, descubrió que había más canción. Borré la copia mala y comencé hacerme de nuevo una opinión. Hela aquí. Tranquilo, la voz de ella se acompaña de algunos sonidos más que en el primero, que era puramente guitarra y voz, pues en éste hay algo más de ambientación, pero sin deslucir su preciosa… preciosa voz. A mí me tiene enamorá, es así, sin disculpas; pocas voces se me ha metido así una voz, de manera sutil y suave, pero tiene una manera delicada de hacerse valer, cansada, sí, y nostálgica, tipo tarde de otoño en el parque. Me divierte la armonía de vals que imprime el piano, se deja hacer, y te dejas llevar. Y me saca sonrisas cuando escucho la Ma jeunesse (la mayonesa) y L’amouresse (la hamburguesa). Y en definitiva, me gusta como una muestra moderna de lo que es la Chanson française, porque Bruni le ha dado vida a un género que parecía destinado a la carpeta oldies, y pone en curso su evolución… pero será muy difícil superar la sensualidad con que se desnuda en la oscuridad del cerrar los ojos mientras se la escucha, ese silabeo puede a cualquiera.

jueves, 8 de julio de 2010 a las 5:57 p. m.

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