Ideas licuadas



Se te vino la idea como un orgasmo. Oh, vamos, no me lo niegues, yo te había buscado la entrepierna para que pensaras algo más de lo normal, en fin, que pensaras, simplemente.
Nos sorprendió uno de mis temas favoritos de Michael. Reconozco que soy incapaz de dejarme la melomanía en casa, si me la olvidara tantas veces como las llaves, lograría aparentar ser más normal, en fin, ser algo normal, simplemente.
Pillarnos una habitación para pasar una noche en común, compartirla, o darnos placer individual y superficial sin sincronía de clímax, yo lo llamo sexo, pero no vaya a ser que lo confundamos con algo más tierno. De eso también te ocupas tú, de dejar claro que si coincidimos en algo es pura casualidad y sin pretensiones de volver a repetirlo.
Yo ya llevaba la chispa en el cuerpo, el funky pegadizo de I can’t help it me incitaba a sacar artes olvidadas de la chistera. Me porté como toda una dama, el voyeur de enfrente no puede decir otra cosa. Apartamos un poquitín nuestras maneras frecuentes de comportarnos, cada cual por su parte descubrimos que era una oportunidad para romper ciertos tabúes, total, como siempre pasaba, nos hartaríamos pronto de respirar el mismo aire. Siempre nos ha pasado.
Las buenas intenciones y palabras ágiles se acabaron como vinieron, como un orgasmo. El sabor regurgitado de tantas veces saborearte sin compromisos comenzó a ulcerarme la mucosa. Se está tornando ácido, mis carnes me piden dulzura, y por dulce sólo entiendes una suave indiferencia sin debates.
No encontronazos.
No sangre.
No daño.
No daño…
El daño no sabe de profilaxis. Sólo de complicaciones.
Pero por si las moscas, te inmunizas con tus frases preferidas de despedida. Que nada pueda reprocharte yo a ti, válgame dios. Nada nada, y perdóname que tergiverse un pelín la verdad, comparado con lo tuyo, se podría hablar de anatomía patológica de la realidad. Comprende que casi te tengo que inventar en mi redacción, para poder decir más de cuatro palabras de ti. Te pierde la distancia que pretendes para con todo el mundo. Algún día te quemarás de puro contacto y pensarás que eso es el infierno, sin caer en la cuenta de que eso es sentir

martes, 13 de julio de 2010 a las 12:44 p. m.

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