Nos



Comprendo que Astor hace del engaño su primera nota. ¿Qué explicación si no, para que, entre todas las carátulas, escoja un disco con su aspecto decrépito y cascarrabias? ¿Y cómo que un bajo haciéndole la reverencia, un violón bailando al antojo del viejo bonaerense?

No, ya no me enveneno con Piazzolla (noooo, no poquito…), pero es como si la vida valiera menos, tal vez menos sentida, más esperada, menos conclusa, más difusa, menos vivida.

Sin obsesiones, sin venganzas, ni lastres de cosas por hacer, con una lista negra con la tinta corrida por lágrimas que no valen nada (como cuando se te corrió el rímel… ah, no, que eso nunca pasó)… Todos los actos que quedaron parecen confabularse en un recorte de la intensidad. ¿Crisis? Ufff.. se desgastó el término, ninguneado el concepto.

Piazzolla… Me encanta cómo trata al “Momento”, cómo consigue absorber lo externo, y envasar al vacío dos cuerpos pegados, que por único objeto tienen el traspasarse mutuamente, y que esa fusión traspase el tiempo… que el momento se haga eterno.

Y siendo así la vida que he elegido, ¿a qué me dedico? Podría vivir. Sí, es una opción. Pero persiste el dilema de la que peca de intensa, que como una digestión pesada, nunca resuelvo nada.

La, más penumbra que, luz de la lamparita de la mesita ¿nos? derrama Deseo, cierro los ojos fuerte y deseo… con cada elemento de mí que desea, que clama por ti, cada uno de ellos que rozaste…sí, ya no te acuerdas, que pusiste tus manos por doquier, dejaste huellas que ya no me sirven para localizarte, algunos bucles entre mi grafía afilada, risas entre mis más íntimos rincones, tu olor en mis dedos… Y con mis dedos transformo en esfumato todo lo que recién escribo, para darle un toque de confusión, que nadie lo entienda, que no llegue a ti, que no engrandezca más tu inflado ego, escribo tan pequeño que se borre como olvido entre los amplios espacios que deja tu recuerdo, cierro fuerte los ojos y deseo.. un Nos verdadero.

viernes, 30 de abril de 2010 a las 8:20 p. m. , 0 Comments

Rutinas Coixetianas II (de cobardes no hay nada escrito... sólo esto))

He estado esperando este día varias semanas, y cuando llega el momento en que se alinean los planetas y por fin te sientas a mi lado, por estricto orden de los hechos, sucede lo siguiente: no he podido continuar con la palabra que estaba escribiendo, lo he intentado y me ha salido una raya horizontal (como mi EEG en ese momento) y después se me ha quedado la mano totalmente floja, y no ha dejado de sudar durante una hora… UNA HORA ETERNA. Se me resbalaba el boli, ponía la p antes de m, las tildes en las consonantes y todas las “x” de luxación me sonaban a lo mismo… Que cada renglón era un tipo distinto de letra, y habrás pensado que tengo personalidad múltiple. Y si esto se ciñe concretamente a la escritura, no quiero menospreciar el resto de reacción simpático-adrenérgica que he sufrido. ¡Qué tortura! Un ejército de tics me ha abordado sin piedad, habrás deducido que tengo piojos, sarna, atopia, rinitis, blefaroespasmo, que soy alérgica al algodón y al poliéster, y si es 50-50%, mucho peor! Al papel, a vivir, y al aire que respiramos, que padezco de hemorroides, y de síndrome de piernas inquietas, de corea, y de ruidos extraños en general, que mi estómago no es una cavidad, sino un amplificador, que llevo 5 días sin ingerir sólidos, y que en lugar de lactobacillus, en mis tripas convive un monstruo que ruge como un felino.

Todo lo que he callado y no hice, ha salido como energía que se fuga en una olla a presión, en forma de calor, rubor, dolor y tumefacción… ¿los reconoces? Sí, cariño, los signos de la inflamación… ¡y qué inflamación! Y sé que no me miraste, cada día me topo con tu indiferencia, que sólo soy un bulto ocupando el asiento del lado.

Hoy no me acordé de la paz mundial, hoy vendería mi reino por unos minutos de amnesia global.

Las clases se acaban pronto, sólo cuatro días más. En otras circunstancias, lo celebraría y de qué manera… pero hoy ya te estoy echando de menos.




¿Sabes? Tengo en la mano un minúsculo papelito… hoy estuve a punto, más decidida que nunca, a colocarlo en tu coche. Siempre me acordaré de lo cobarde que he sido (el único recuerdo que se merecen los cobardes), un día tras otro, y cómo la vida juega con los que tientan la valentía desde la timidez más patológica. Pero hoy te fuiste antes, medio minuto antes que yo, y pasabas en tu coche, fijándote en cualquier otra cosa, mientras te miré con la sonrisa resignada, acariciando el papelito entre mis dedos, quizá enrollándolo inconscientemente, de alguna manera tendré que fumármelo.

a las 5:36 p. m. , 0 Comments

Portugal VI (observaciones)

Algunos apuntes:

- es una hora menos que aquí, vamos, como en Canarias.

- el gasoil está más caro que en España, cuando aquí 1.07, allí 1.17. Les dan mucha importancia a los precios entre distintas empresas, así que son frecuentes los carteles informativos en carretera que los comparan.

- el portugués no es difícil de entender, sin saber ni papa. Lo fundamental es Obrigado/Obrigada, “gracias”, y que según dedujimos, se usa acorde al sexo de la persona a la que se lo dices. Portagem es peaje. “No” significa “en”, para evitar los false friends. Tren es “comboio”, y los autobuses “autocarros”. Por lo demás, más o menos se intuye, y leerlo es como leer español pero con faltas de ortografía.

- Las pelis no tienen doblaje, sino que las suelen subtitular todas al portugués, pero con audio original, así que una noche pusieron Dr. Zhivago, y fue una estupenda manera de aprender dos idiomas a la vez. Por eso, y por más razones supongo, los portugueses tienen mejor nivel de inglés que nosotros.

- Si ves un anuncio de Pingo Doce, no pienses que es un puticlub, como nosotros. Se trata de una cadena de supermercados, y lo encontramos abierto un domingo, así que es muy útil si se va en plan bocadillos, además tiene muchos productos frescos.

- los precios están igual o más baratos, a groso modo, pienso que al menos un 10% menos.

- No tienen la obsesión que aquí por el aceite de oliva, aunque también lo dispensan en los super, pero está a la par con la mantequilla para cocinar.

- Acabas hasta… el moño, de lo mitificado que tienen a su compatriota Cristiano Ronaldo, vi su cara en camisetas más que la bandera de Portugal. Son frecuentes los jovencillos que llevan la camiseta del RM, y los partidos de este equipo que no nombraré lo televisan como si fuera un acontecimiento.

- Apartando alguna salvedad, como el Palacio da Pena y el santuario de Fátima; los sitios turísticos, monumentos y patrimonio cultural en general está poco señalizado. Hay que buscarlos por callejeros, pero escasas veces te encuentras un cartel indicándolo. Me llamó la atención el caso de las catedrales. Y esto es una opinión muy personal, pero pienso que podrían tener más cuidado el patrimonio, fachadas y demás.

- Servicios de transporte público: un diez. Están a la par que otras grandes ciudades europeas, la red de transporte público permite soltar uno y tomar otro, bien enlazados y señalizados, con tarjetas polivalentes y taquillas automáticas. En el caso de Lisboa, hay un mapilla que resume todos los servicios. Es indispensable.

- Para el que, como yo, no entienda de vinos: el Oporto es un vino dulce, lo hay blanco y otro como el Pedro Ximénez, pero un pelín más ácido.

a las 5:02 p. m. , 0 Comments

Portugal V (Sintra - Costa Cascais-Estoril)

SINTRA / COSTA CASCAIS-ESTORIL


Teníamos claro que el último día útil lo dedicaríamos a descubrir el misterioso castillo de colores (Palacio da Pena) que tanto nos habíamos topado en folletos turísticos. Lo que no sabíamos es que nos llevaría tanto tiempo visitar lo que se nos presentaba como una simple vista de un castillo, pero es que hasta en ese momento no fuimos consciente del mundo mágico de la región.


Costa Cascais

El de “da Pena” es sólo uno, pero hay cuatro castillos/palacetes cercanos entre sí, y rodeados cada uno de un paraje natural especial. Proponen como oferta un bono para entrar a los cuatro, creo que eran 22 euros en total, pero claro, eso es para disponer de una semana para ver la zona, porque cada parque es un mundo que requiere tiempo para disfrutarlo, para seguir el mapa, para perderse y buscarse en cada detalle. Pero queríamos pasar la tarde por la costa, así que con una mañana por delante, nos decidimos por Palacio da Pena.

Belem - Cascais

Desde Lisboa a Sintra hay una media hora en coche, en Sintra acudimos al puesto de información, nos nutrimos de folletos y seguimos con el coche hasta unos kilómetros después, justo hasta el palacio, allí hay aparcamiento público, pero es bueno irse pronto, por el parking, y porque hasta las once la entrada sale un euro menos. La entrada normal, que incluye palacio con interiores y el parque, son 12 euros, pero merece la pena, yo lo disfruté muchísimo, y bueno, con decir que la mitad de las fotos las hice en ese día.


Pub de Lisboa de cuyo nombre no me acuerdo

Es verdad que la primera impresión, cuando uno se va acercando al palacio, es que está algo descuidado, los colores no son tan intensos como en algunas postales, y la humedad habrá hecho de las suyas, pero desde luego, es una belleza arquitectónica, un cúmulo de mil detalles a capricho de un rey, que quiso compenetrar en la asimetría de sus deseos lo árabe, gótico, medieval, europeo… La entrada recuerda totalmente a la puerta del vino, de la Alhambra, y después, una sucesión de azulejos con relieves llamativos, un balcón sostenido por un horroroso hombre-pez, extrañas torretas de vigilancia, cúpulas árabes que destellan amarillo de sus azulejos, y todo rodeado de naturaleza viva, y así, encaramado en una colina, convierte en mirador cada espacio entre almena y almena, desde donde se divisan costa, interior, pueblos cercanos, y otros castillos próximos, como el Castelo dos Mouros, que comparado físicamente con el de da Pena, resulta muy pobre.

Cabo da Roca

En los interiores no permiten fotografías, pero es sencillo imaginarse, aunque no tanto como afinar en detalles, la vida de la realeza. Salón sobre salón, decorados hasta la extenuación, dormitorios sobrecargados de tapices, mobiliario, utensilios y cacharros venidos de sus viajes por otros continentes. El olor a rancio te hace sentir que estás en una realidad no filmada.

Boca do Inferno

Nos fuimos introduciendo en el parque, siguiendo el recorrido recomendado, sin mucho entusiasmo, la verdad. Para nada pensábamos que unos árboles nos iban a sorprender tan gratamente, pero surtió efecto la intencionalidad del rey de recoger en su parque las maravillas de cada continente, su inteligente disposición, caminillos que llevan a sendas, sendas que se pierden y encuentran, puentecillos y estanques, un mundo de magia vegetal. Todo era verde, pero para nada aburría. Ineludible la subida al Trono de la Reina, un pequeño sillón de azulejos incrustados en la roca que se alza desde una parte del parque, y que proporciona una maravillosa panorámica del palacio. Llegué hasta aquel lugar jadeando del esfuerzo, con el miedo a no despeñarme, y ya arriba, descubrimos que nos seguían unos guiris de casi 70 años los colegas… Los envidié por mi yo futura.

Faro Cabo da Roca

Como último apunte del parque, nombrar los fabulosos y gigantescos árboles de la vida, o Thuja alicata, con sus ramas en J, realmente inmensos; y los vistosos estanques con sus mini castillos para dar cobijo a los patos. El rey artista no quiso privar de comodidad a nadie. El resultado conmueve, 150 años después.

Thuja

Con la voluntad de comer en la playa, nos dirigimos hacia Praia Grande, pasado Colares, pero la mar no acompañaba, el cielo tampoco, así que comimos más tarde en un merendero, y después nos pasamos por Cabo da Roca, según mantienen los portugueses es el punto más occidental de Europa (los españoles defendemos Finisterre). Buscando curiosidades en el mapa, paramos en Boca do Inferno, un lugar de esos en que la mar rompe con fuerza y recome la roca. Seguimos bordeando la costa, hacia Cascais y Estoril, que sólo vimos de paso.

Parque da Pena

Decididos a agotar la jornada, nos pasamos por la zona de pubs de Lisboa, en Chiado, la verdad es que el punto exquisito ya lo habíamos dejado muchos kilómetros atrás, entramos en el primero que encontramos, y lo cierto es que acertamos, aún con desgana, era un buen sitio. No me fijé en el nombre, algo japonés, ya que el dueño era un tiarrón japonés (o chino, nunca sé cuál es cuál), alto y melenudo, que me recordaba mucho a un jefe indio de América. Nos sentamos y degustamos cerveza del país, la Super Bock, a precio asequible, 1.5e el quinto, mientras el camarero buscaba La Flaca de Jarabe de Palo para complacernos a los españoles, y se echaba unos bailes que cualquiera le quitaba el ojo…ays. Como digo, no recuerdo el nombre, pero si pasas por la puerta de un pub y ves a gente echando fotos a las lámparas de su interior, es ése, ya que simulan ser hojas de espinacas (o acelgas, que me pasa como con los japoneses).

Detalle árabe del palacio

Al día siguiente abandonamos la ciudad (no sin nuestra pertinente hora de dar vueltas perdidos) a través del Puente 25 abril, y despidiéndonos del Cristo-Rei. Tenía ganas de volver, pero no con esa ansiedad de dejar un lugar por recuperar la casa, porque la verdad es que en todo momento me sentí con una comodidad muy cercana, y sabiendo que quedan muchas cosas por ver. Gracias parejita, por contribuir a ello :).

Estanques para patos

a tu derecha, Castelo dos Mouros

Detalle hombre-pez en la entrada el Palacio

jueves, 29 de abril de 2010 a las 11:19 p. m. , 0 Comments

Estúpida y rencorosa margarita



El último pétalo se reía de mí, mientras se me quedaba la cara de decepción. ¿Qué iba a esperar? ¿Acaso una margarita vengativa iba a ofrecerme algo agradable, cuando en la realidad se me negaba? No, lo sé, no era día para soñar tendida en el césped durante una siesta soleada. Deshojar incertidumbres había sido mal comienzo para mi paseo, y un final romántico para una ilusión callada, y tremendamente hostil de lo vana que es. Insoportable, por silenciosa; tonta, por quien la piensa; estúpida, la margarita... Demasiada primavera.

[Dejo esta canción, porque llevaba tiempo queriendo soltarla por aquí, porque huele a primavera, como la que entra en el coche, con las ventanas bajadas, cuando Mediterráneo suena]

miércoles, 28 de abril de 2010 a las 6:41 p. m. , 2 Comments

Astronomía para niños (lecciones de magia para adultos)

(c) Ramón - Diario El País (2009)



- Ahhhh, ¡ya lo entiendo! Entonces… ¡las estrellas también se mueven!

- No… ays, no has entendido nada. Sólo La Luna y La Tierra se mueven. El sol es una estrella, ¡y las estrellas no se mueven!

- Pues yo vi el otro día una estrella que se movía.

- Ah, bueno, pero eso sería una estrella fugaz.

- No, no tenía nada de cola.

- Entonces lo que viste fue un avión.

- ¡Que no! Que fue una estrella… y las estrellas que se mueven es porque alguien que se ha muerto está en ellas. Como mi abuelo.

- … [puntos suspensivos, o cómo expresar cuando un niño de cuatro años roba la palabra, razón y lógica a un adulto].

martes, 27 de abril de 2010 a las 10:52 p. m. , 0 Comments

Disputados



Vibrante el juego de derecha y amago de los ucranianos.

Reconozco que me he reído. Lo primero que he pensado es que los políticos deberían hincharse las narices de vez en cuando, para comprobar la doliente desidia que sufrimos por su falta de consenso, ¿más repelente? Uys, sí: el hartazgo por su somnífera labor de oposición y gobierno. Duele, y mucho, cuando los escaños cantan ausencias en una sesión ordinaria del congreso. Duele la democracia, desempeñada por los políticos, al igual que duele la religión que desarrolla la iglesia. Duele todo lo que podía ser bueno, y sin embargo, se estropea con el tiempo, no con el uso, sino con el cerdo. Porque, en ese momento del vídeo (0:32) me han recordado a puercos (maravillosos animales) en un caldoso barro luchando por ¿el poder? No, ahí no estaba el poder de por medio, sino unos ajustes de cuentas… ya me los imagino, temas de comisiones, soplos, puestos importantes de empresas… Pero bueno, está bien, así liberan tensiones, y en la próxima sesión se dedican a cuidar por curso del país. Sinceramente, antes que ver los asientos de sus señorías vacíos, me habría gustado haber contemplado escenas como ésta, que de veras ajusten diferencias, que se queden a gusto en cuanto a insultos e improperios, y que después de eso, hagan política de veras.

Lo mejor de todo ha sido imaginarme qué pondría el presidente del parlamento en el acta del día: en esta tortilla, digo, en esta acta declaro jornada de actividades extraparlamentarias y juegos varios.

a las 8:42 p. m. , 0 Comments

Emilio Prados - Sueño

Te llamé. Me llamaste.
Brotamos como ríos.
Alzáronse en el cielo
los nombres confundidos.

Te llamé. Me llamaste.
Brotamos como ríos.
Nuestros cuerpos quedaron
frente a frente vacíos.

Te llamé. Me llamaste.
Brotamos como ríos.
Entre nuestros dos cuerpos,
¡qué inolvidable abismo!

EMILIO PRADOS

lunes, 26 de abril de 2010 a las 10:38 a. m. , 0 Comments

Rozando la realidad

domingo, 25 de abril de 2010 a las 6:44 p. m. , 0 Comments

Don't disturb, only masturb


No era lo más acertado. Pero nada podía sonar más melódico que los Guns, cuando le rodaban lágrimas. Le habría gustado más unos besos, un abrazo simultáneo, un orgasmo acompañado. Pero la soledad se intensifica cuando todo salta por los aires. Era su previsible caja de las sorpresas. Estallar sin que nadie lo advierta.

Aún con una alta concentración de endorfinas en sangre, el verdadero placer era la cálida lágrima recién segregada descubriendo la gravedad, mejilla abajo, siguiendo regueros de antecesoras perdidas en la fugacidad de una caída libre, hacia el fondo de ninguna cuestión. Rota la barrera, todo era llorar. Y como todos los líquidos, invertía en su reflejo la realidad, y como todas las veces, nadie quiso reflejarse en esa refracción de sentimientos.

- Aquí me tienes, libre de piel y corazón. Anulé todas las aferencias, dije que no nos molestaran, y transformaré las eferencias, así que perdón por tocarte de esta manera.

Es esto lo que querías, ¿verdad?

Todo estaba abierto salvo su mente. Fue el miedo lo que la penetró.

Un bramido masculino la comprimió contra la pared, hacia arriba, y su cabeza chocó contra el cielo, vía rápida de ascenso… por ahí entre los papeles tenía apuntado en un post it los polvos/minuto que hay en todo el mundo.

- No me gusta tu lenguaje, muchachita.

Espera, dímelo ayer, que es cuando me hacía efecto.

Dicen que se le dilataron tanto las pupilas que ya jamás volvió a tener color de ojos. Ya nadie recuerda cómo era su iris. Ni su sonrisa. Ni su mirar limpio.

Sucio, el sonido de una guitarra frotada con celeridad. Expansivo, como el estornudo del tuberculoso. Incompleto, expansivo y sucio, como un bufido de un gato mellado, sucio y anómalo el rugido del saxofón de un Barbieri que no quería más que jodiera.

- Pero de eso se trata, ¿no?

De joder. De probar. De abastecer la necesidad. Y así es ese animal mugriento retozando entre el sudor del sexo.

- No me gusta tu lenguaje… señorita.

Espera, cuéntamelo mañana, que ya no estaré.

Le salió un – hazme feliz -. Se arrepintió de lo dicho, y mordió el cuello para arrancar de la otra mente la petición. Volvían a endurecerse los deseos, a afilarse caricias en arañazos, corazones a punto del vuelco, y nada compartido, todo individual, nada prolongado, todo temporal.

- Pero es eso lo que querías, ¿no?

Y durante el no mirarse de dos cuerpos en posición tangencial, mientras ese placer entendido desde lo transitorio y provisional, los esfuerzos surtieron efecto, y de tanto reprimir miradas y sentimientos, nada más nació. ¡Muerte a las coseduras! La jodienda salió gratis y libre de impuestos, ¡enhorabuena!

El Tiempo hizo del acto, la repetición; y de su frecuencia, una costumbre; y de matar sentimientos por una vez, un genocidio global. Silencio en el registro. Y cuando algo que supuestamente debería ser ruidoso… la nulidad en su sonido hace temblar, pero no de espasmos orgásmicos, sino de terror… horror sepulcral, porque algo ha muerto, y se está pudriendo, y lo podrido huele muy mal.

Todos andan buscando un cadáver. Sólo ella sabe que ha vuelto a su estado original, que no hay más que buscar, que la maldición se hizo realidad. Unos dicen que perdió la inocencia… no, es algo más.

Ni las lágrimas que aún se siguen vertiendo pueden arrastrar algo desde dentro. Quizá es que ya no haya nada que arrastrar.

a las 1:33 a. m. , 0 Comments

Portugal IV (Lisboa)

LISBOA



Parecía fácil, y realmente lo fue. Lo de perdernos, digo. Nuestro hotel estaba en Amadora, una zona en la periferia de Lisboa, tan a las afueras, que no aparecía en el mapa que después nos dieron. Imagino que era uno de esos pueblos en las cercanías de la capital y que ha sido absorbido. A pesar de no tener que atravesar la ciudad entera, nos perdimos. Quiero hacer énfasis en lo de perdernos continuamente, en el estrés, y en que yo no lo hubiera hecho mejor.

Después, todo fue encontrar puntos positivos a la situación del hotel (Jardim da Amadora, 25/noche la habitación doble), justo al lado de la estación de ferrocarril de Amadora, con un cercanías que en diez minutos te deja en pleno centro de Lisboa por 1’20€, fácil aparcamiento, un parque justo enfrente, y desayuno buffet libre. Y esto último tenía especial significado para nosotros… buffet libre suena tan delicioso como gratis. Lo de cargar las pilas por las mañanas era como una máxima en nuestra filosofía de esos días. Creo que nos ahorramos dos bocadillos por persona y día con aquel desayuno. El cuarto de baño también es compartido, entre 5 habitaciones, pero la limpieza de éste y de la habitación en sí daba una notoria sensación de tranquilidad, también es verdad que en mi zona sólo estaba yo y el baño era prácticamente para mí. Bueno, la última mañana allí vinieron unos nuevos vecinos, creo que alemanes, que… nunca he olido peor olor corporal, en mi vida. De hecho, supera al pestilente hedor de un absceso peritoneal roto en pleno quirófano. Nauseabundo.

Monasterio dos Jerónimos

Comenzamos por la zona de Rossío, hacia la Plaza del Comerçio, por el camino amplias plazas, con edificios que invitan a la foto, fuentes, estatuas, turistas, tiendas de franquicias, día soleado, un elevador con orientación turística, una borde como chica de oficina de información, más mapas, el lío padre de papelajos para manejarnos, más edificios con azulejos, una calle muy larga, y al final, la plaza del comercio, pero en obras. Da a la ribera del estuario, deduzco que su nombre se debe a la labor comercial del estuario. Masa inmensa de agua en movimiento, allá a lo lejos, barcos mercantes, movimiento naviero, el puente de 25 de abril (tanto nombre para saber que es el puente de mapfre, el mismo que hay en San Francisco), el Cristo-Rei, otra copia de algo conocido (el Corcovado de Rio de Janeiro, la figura gigante de un jesús con los brazos, pues eso, en cruz).

Fados en Adega Mesquita

Seguimos andando, buscando las murallas del Castelo de Sao Jorge, y de camino nos pilló la catedral, y después una zona con algunos jardines y vistas hacia el río Tajo, me recordó mucho al mirador de San Nicolás de Granada, por la gente tomando allí el sol sentada, el ambiente risueño y música bossa nova en directo. Me encantó el detalle de la bossa.

Torre de Belem

La entrada al Castelo de S. Jorge cuesta 2’5€ a estudiantes, la entrada normal sin descuento son 5. La panorámica una vez ya en su interior, por los alrededores, es muy bonita y amplia, ya que está asentado en una de las colinas de la ciudad primitiva. Se avista estuario, el puente mapfre, ribera, y todo Lisboa antiguo, hasta los grandes hoteles de nueva construcción en la zona norte, los continuos aviones hacia el aeropuerto, avenidas que se distinguen por su espesa arboleda, torretas de iglesias, monasterio en ruinas por el terremoto del 1755, la zona Baixa y Chiado, no tan antiguos como el resto, porque también sufrieron la forzosa renovación de las casas destruidas. Todo esto lo explican bien en la cámara oscura del castillo. Yo no sabía nada de la existencia de estas cámaras. Resulta que se piensa que hay una de ellas en cada país europeo, la de España está en Cádiz, deduzco que de la estratégica posición de cada ciudad, ya que era un método usado para avistar enemigos. Está dotada de un mecanismo ideado por Leonardo Da Vinci, un periscopio que juega con la refracción de la imagen por espejos, y así el reflejo del exterior penetra al interior de la cámara como luz, se proyecta en una circunferencia, se enfoca según la distancia de lo que se quiere observar, y se obtiene una visión en 360º del exterior en directo. Hay varios pases según el idioma en que lo explican, sería interesante acudir nada más llegado al castillo y hacer la visita al resto conforme al pase elegido. Para quien no va con guía, como nosotros, y sin información adicional ni librillos, pues está muy bien, a mí me fascinó como un juego de magia.

Puente 25 abril y monumento Descubridores

Después buscamos un tranvía (1.40e), por el gusto de montarnos en uno, y porque era muy mala hora, y sí, en busca del starbucks de la ciudad, previamente ya nos habíamos informado (de nada, mandi) de su localización. Ya más tranquilos y saboreando el barril de capuccino, pensamos dirigirnos a la zona de los museos, cerrados probablemente por la hora, pero con cosas interesantes por ver.

Travía en Lisboa

Tomamos un tren hacia Belem, y allí vimos desde fuera el monasterio dos Jerónimos, atardecía y queríamos aprovechar el sol, así que no visitamos nada, solo los exteriores. Sin saber muy bien si era un paseo marítimo o la ribera del río, fuimos andando agotando la luz. Impresionante el monumento a los descubridores, el contraste de su color sepia, con el rojo del puente, el azul del cielo, el verde del otro lado de la ribera. Me gustó mucho la tranquilidad del lugar. Me pasaría allí muchas tardes. Finalizamos con la Torre de Belem, y el sol también dio por finalizado el día. De vuelta, nos alegró que los de seguridad de la estación de trenes nos dieran por gratis el trayecto de vuelta a la ciudad. ¡Gratis!

Monumento a los Descubridores

Con toda la intención de colmar la jornada, buscamos la zona de restaurantes con fados en directo, muy típicos de Lisboa, una clavada para lo que nos estábamos gastando en comida durante el viaje, pero un punto ineludible. Son numerosos en el barrio de Chiado, tras tantear la carta de varios (más o menos puede salir entre 20-30e/persona), nos convenció el ambiente del Adega Mesquita, con decoración que nos recordaba a Andalucía, nos tomaron nota, se apagó la luz, y comenzó a sonar las guitarras, y la voz de la cantante, de silueta recia, toda de negro, con un mantón cuyos flecos enredaba en sus dedos y apretaba según la intensidad del cante, ojos cerrados, letras tristes, sílabas a veces forzadas, a veces suaves. Con ese sabor agridulce que tiene la vida.

Castelo S. Jorge

Vista desde Castelo


Plaza del comercio (en obras)

sábado, 24 de abril de 2010 a las 11:37 p. m. , 0 Comments

Melina Mercouri - Alabama song (de Mahagonny)


De todas las versiones de esta canción de Weill & Bretch, en el musical Mahagonny, me quedo con ésta. La más famosa es la de The Doors, pero me parece demasiado circense... me gana el tono despectivo de esta mujer... I tell you we must die...

viernes, 23 de abril de 2010 a las 11:24 a. m. , 0 Comments

Fiesta sintáctica (metalenguaje moderno)

A partir de un interminable remolino, nació una primera palabra del boli, que momentos previos estaba en la espiral de la indecisión, de la espiración (si deducimos el antagonista de inspiración literaria). Completó el sujeto, y para sujetarlo a la realidad lo enganchó con un predicado liviano, tan volátil que sintió que se le escapaba el sentido, y lo subordinó a una pesada frase descriptiva. Tras comprobar que todos los elementos casaban en número, género y tiempo, unió a la fiesta sintáctica unos adverbios que pasaban por allí, casualmente, y decían ser vigilantes de la verdad más pura, y moderaban todos los detalles.

- Nada puede ser más emocionante -, saltó la Ironía, que llegó disfrazada de cactus y que con todos se rozaba, accidentalmente, claro.

Unos sinónimos alternativos que estaban de erasmus se sumaron al chiringuito, tan enrollados como siempre; sin dejarse influenciar por los antipáticos de los antónimos, que iban de modernos-inconformistas-gafasdepasta-y-bordes, dispuestos a boicotear la diversión con sus argumentos contradictorios. El más guay de todos, Superlativo, intentaba ligotear con un par de adjetivas rubias, con tal de meter su cola en el final de alguna de las muchas palabras que por allí pululaban. Imperfecto se quejaba de su poco éxito en la actualidad, y Pretérito Perfecto El Simple decía que siempre hubo tiempos mejores. A pesar de no conocerse todos, el alcohol hacía que las relaciones entre ellos fueran más relajadas, conjugaran mejor los gerundios en los verbos, los plurales en sustantivos, de manera que los del pueblo asonante iban congeniando más, y los del consonante también se agregaban, había algunos que iban por libre, pero todo iba quedando sonoro y armonioso, homogéneo visto desde arriba, Métrica era la jefa de seguridad, una obsesa del orden, con un pinganillo estaba al tanto de los que iban entrando y saliendo, decía que el aforo de sílabas era limitado, contaban que se habían producido algunos altercados entre las bandas de diptongos e hiatos, algunas palabras se quedaban en la entrada del garito en espera de otro pase en forma de verso, pero el cartel de la entrada parecía que los entusiasmaba. Estaba prohibido introducir faltas del ortografía en el recinto, y hacía poco que habían expulsado a unas onomatopeyas que formaron mucho escándalo, pero salvo episodios aislados, era un sitio cómodo para tecnicismos, divertido para las aburridas, donde triunfaban los verbos copulativos, donde pijos y castrojos encontraban un punto de equilibrio, donde las paridas eran publicadas sin control, donde la espiración se convertía en… inspiración.

jueves, 22 de abril de 2010 a las 3:46 p. m. , 2 Comments

Par y negro

Hubo tanta fricción que se llevó parte de mi piel, mis células muertas queriendo desprenderse, sus ganas por llevarse algo de alguien y añadirlo a su colección. Puede decirse que nos renovamos… o que caímos en el más primitivo deseo, en el más antiguo de nuestros errores… y a pesar de ello, hubo algo nuevo. Mis ganas por apostar.

Recuerdo que en la ruleta solía apostar por negro y par. Era la apuesta más cobarde de todas las de la mesa. Pero podía pasar así toda una partida, hasta que los demás absorbían las ganancias de otros, mientras los contrarios se dedicaban a luchar contra la banca, contra la suerte, contra ellos mismos y su codicia. Mientras crecían o morían sus capitales, yo jugaba a mi par y negro, cantidades moderadas, y mi estado económico variaba, imperceptible para aquellos que aspiraban al éxito y su nunca famosa sombra de fracaso. Mi escasa implicación duraba hasta que se cansaban los demás; hice de la resistencia ante los envites de la fortuna mi mejor baza. La estabilidad era mi única ambición, y el miedo a perder era siempre superior a otro deseo. Ser discreta era mi manera de acompañarme de la suerte, de crear mi propia línea dentro de todos los posibles destinos. Éramos todos unos críos, y a cualquier psicólogo le habría interesado seguir nuestras partidas para realizar un estudio. Porque el perfil de aquellos días se mantiene hoy.

Por eso, esa noche mis ganas por apostar resultaron un elemento desestabilizador. Con mis palabras flotando por el ambiente, como partículas de polvo tras la agitación, ya no supimos dónde ni cómo dar los besos.

Solo dije: todo al 4 (que es par y negro).

Se me acojonó, y me miró como un crupier extrañando a un jugador que llevaba allí toda la partida. Como diciendo – ah, pero ¿ahí estabas? -. Y sin saber cómo contrarrestar mi farol, detuvo esa partida y empezamos otro juego distinto, una ronda de penaltis, golpes secos contra mi seguridad, que aguanté estoicamente con una sonrisa pétrea y provocativa.

Por explicación a todo, únicamente comenté que no era por ganar, sino que…

- hoy me apetecía verte perder -.

miércoles, 21 de abril de 2010 a las 5:26 p. m. , 0 Comments

F5

La voz rota de Pilar Mota, imagino que entre cigarro y cigarro, daba cuenta de una jornada de cambios leves en la Bolsa, y con su monotonía hacía que los mortales, que por bolsa entendemos la de la compra, no atendamos a los sutiles movimientos, nada, apenas unos céntimos, en las acciones de las empresas. La actualidad tiene picos de convulsión social con desgracias ajenas comentadas por emocionados reporteros, “la tierra tiembla” dicen… Y tendrá que venir otro Galileo para decirnos que es ella quien se mueve, y no nosotros sobre ella, para quemarlo en la hoguera mientras investigamos su veracidad. Y entre esos picos de agitación, el mundo financiero sigue ganando, pero levemente, sshhh, que no se den cuenta de que nos tragamos la ayuda social y no la devolvimos, tan sólo, de vez en cuando, nos ponemos coloraos con nuestros resultados… ays, qué rubor, qué mejillas sonrosadas, qué bolsillos engrosados. Rápido, ¡¡F5!! Gürteliza la actualidad, digo, actualiza la realidad. Así está mejor.

martes, 20 de abril de 2010 a las 3:59 p. m. , 0 Comments

Portugal III (Coimbra-Fátima)

COIMBRA / FATIMA

Por intuición, y porque unos rótulos la asociaban a la oficina de turismo, fuimos directos (término relativo en nuestras andanzas) a la universidad. Ocupan gran parte del casco antiguo. Yo no lo sabía, pero fue una de las mejores de Europa, y de esa fama se entiende su enorme peso en el conjunto patrimonial de la ciudad. Pero no la visitamos como debiéramos. Habíamos pensado dedicarle poco tiempo, media mañana, a Coimbra. Y deduje, de lo poco que vimos, y todo lo que había en el callejero, que se podía echar allí un día entero. En la ofi de turismo, en el hall de la biblioteca de la universidad, nos invitaron a callejear, pasar por la zona comercial, y cruzar al otro lado del río mondongo (Mondego). El día no acompañaba, llovía de manera intermitente, apenas dos claros, y venteando. Desde la universidad, todo es bajar, bajar, bajar… Claro, bajar para subir. Algunos pasajes están en obras (será el Plan P), y se hacían incómodas las estrechuras provisionales. Llovía y todo se fastidia. Apenas un par de fotos. Sé Velha o lo que yo intuyo como catedral; las dos mitades de una descomunal almeja-ostra o un monstruo marino parecido, cada mitad hacía de útil recipiente del agua bendita… la toqué, le hice una foto, pero sigo sin poder creerme que exista una almeja tan grande.

Sin detenernos pasamos por la calle más comercial, adoquines mojados. Cruzamos el puente de Sta. Clara, el de turismo nos dijo que más allá hay dos conventos, uno viejo y otro más nuevo, que se llaman igual. Hay una bonita vista desde ese lado del río hacia la ciudad.

Al volver, nos tomamos un café bombón por 0.90€ que nos sentó como si fuera gratis (ays, gratis, maravillosa palabra). Subir, subir, subir. Adoquines mojados y resbaladizos. Recuerdo el último tramo de repecho, ya casi en la universidad, y otra subida sin aliento, ya en el Palacio da Pena, en Sintra. Creo que no ponen el porcentaje de pendiente, porque entonces tendrían que prohibir subir.

Nos quedamos con ganas de entrar al jardín botánico, y a unos jardines de la avda. Sa bandeira.

Sé que no soy justa en esta parte del viaje, pero de camino a Fátima, se me hinchó la vena laica, progresista, anticatolicismo y revolucionaria. De pensar lo que me esperaba allí, milagros y ensalzamiento de hechos por probar… Lugar de mercadeo de almas, un pueblo volcado hacia el tirón turístico, y dinero corriendo por todas partes como medio para estar más cerquita de dios.


Pero me equivoqué. En parte, pero reconozco que erré en mis suposiciones. Me sorprendió que no hubiera que pagar en ningún lugar para acceder al santuario, y que a lo largo del recorrido no vendieran nada; han dejado el comercio fuera del santuario, eso sí, nada más salir de sus inmediaciones ya hay tiendas con virgencitas expuestas, pero dentro del santo emplazamiento no se vende nada, salvo las velas, si es que se pretende hacer promesas (¿hacer o pedir promesas? No sé qué verbo se utiliza). Era lunes, a una intempestiva hora de sobremesa, y llovía. Así que no había apenas gente. La iglesia del santuario me pareció soberbia, estilo neogótico de una altura que hace chocar el occipital con la espalda. También hay un pequeño espacio techado con bancos donde también rezan. Al lado está el lugar provisto para colocar las velas que simbolizan promesas, pones una y las demás las tienes que tirar a la fogata, porque como quieren hacer entender los carteles, no todo el mundo puede poner todas sus promesas a velar, pero aclaran que cada promesa será escuchada.

A pesar de llevar un par de días en otro país, fue en ese momento cuando me sentí en tierra extraña. Porque no son las costumbres lo que nos hacen tan diferentes, nos parecemos mucho los portugueses y españoles, somos ibéricos… pero el pensamiento entre católicos y no católicos sí volvió a abrir brechas.

Tenía el cuerpo cortado, por los pies mojados, frío por el viento, y una sensación de estar fuera de sitio. Comimos conversando para olvidar por un momento la brisa penetrante que corría. Una vez de camino a Lisboa, tras haberme cambiado de calcetines y zapatillas, me di cuenta que no pude alejarme más mentalmente de aquel sitio, mientras estuve pisando sus mármoles. Somos irreconciliables, pero me agradó comprobar que está alejado justamente del comercio. Porque sigo sin comprender porqué el cobijo de las almas tiene que estar rodeado de oro y mármol. Sigo pensando que el hombre es lo que estropea la idea de que exista algún dios. Que la religión es incompatible con la fe en dios.

Una curiosidad. Algo que nos llamó la atención, leyendo los folletos que nos ofrecieron en el santuario, sobre cómo se desarrollaron las apariciones de la virgen. Eran tres hermanos, chiquillos de no más de diez años cuando aquello sucedió. Dos de ellos murieron al poco tiempo de enfermedades que no citan. Sólo una sobrevivió, y se hizo monja. Está claro que ver a una virgen hace que estemos más cerca de dios, terriblemente cerca.


a las 3:30 p. m. , 0 Comments

auuuuuu

El aullido me sacó de mis sueños, por segunda noche, como una sirena, como alarma, como interjección. Una perra caliente. Un deseo roto. Sea como fuere, por segunda noche, me libró de realizar mis sueños, yo te tomaba, y ya no te soltaba… - Es un beso prohibido -, lo decías como sabiendo que más me excitabas. Todo era cercanía y proximidad entre nuestras ropas, mi termómetro estallaba, yo completaba la distancia y…

AAUUUUUUUUUUUUUUUUU…llido.

lunes, 19 de abril de 2010 a las 4:04 p. m. , 0 Comments

Songs for distingué lovers (apuntes de autocontrol fallido)






Hasta hacía poco fue un disco bastante ignorado. Todavía no nos habíamos conocido, y la forma con que Billie Holiday maltrataba los estándares del jazz con su voz imprevisible no tenía cabida aún en mi perfecto mundo de raya diplomática. Creo que a la gente como ella siempre le ha gustado trastocar la cuadrícula de los que lo entendemos todo por trigonometría. Sí. Debe ser un gustazo, romper los muchos cuadraditos superpuestos en nuestra realidad, la malla en la que se sustenta nuestras gráficas, o las etiquetas que ayudan a clasificar todo de la A a la Z, en orden creciente, y por antigüedad. Sí. Qué sensación, vernos tambalearnos en una superficie sin estadísticas, sin limpias líneas, borroso y emborronado, de sonidos sucios, de cercos de sudor en las camisas, de surcos bajo la taza de café.

Estuvo probando mi umbral de histeria, cuando no sólo toqueteó, sino que cogió y volvió a poner en un lugar que NO era el suyo, varios discos de mi colección. La aleatoriedad de su punto de atención era digna de ser ejemplo en cualquier muestreo para encuestar. Esperé. Bueno, con franqueza, conté. Conté hasta catorce, porque me sonrió cuando llegaba al diez. Y no iba a pararme en el trece, número primo, ni en el quince, que es impar. Los pares son perfectamente parejos. Simpáticos de por sí, no necesitan hacer gran cosa para conquistar… ya tienen su compañero si los divides entre dos. Perfectos. Y catorce. Me rasqué la cabeza, me pasé la mano por la nuca, relinché, carraspeé, y todo a la vez, mientras notaba como una corriente de flujo bilioso ascendía por mi tubo digestivo, ulcerando mi templanza. Era el que tenía en sus manos en ese momento – ¿te parece que lo pongamos? Está muy bien -. Creo que vio en mi cara la ansiedad porque acabara su tonteo con mis discos. – Vale… Así me instruyes en esto del jazz -.

Le venía como anillo al dedo: el be bop como desorden melódico, los caóticos agudos sin terminar de Billie, y la chulería como actitud general. Pero eso no se lo dije. Sonaba en estricto azar el orden de las canciones… porque a pesar de todo, nunca me ha gustado saber qué viene después. Sonaba, y descubría otra vez las razones por las que no era un disco frecuentado, y como novedad, me daba cuenta de que había algo mágico en haber puesto finalmente ese disco. Tiempo después he pensado en un disco más oportuno para aquella ocasión, y no lo hay.

Y le conté ese tipo de detalles que sabemos la gente retraída, que por falta de agilidad social se sumerge en aficiones solitarias: - para saber si algo que suena tiene swing, mírate los pies; si los estás moviendo al son de la música, es que es swing -. Al acabar la frase, me sentí muy mal. Joe, a este ritmo no tendré nada que decirle en una próxima vez, sabrá demasiado como para querer saber más, ya no tendré nada que enseñarle, y no sentirá la mínima curiosidad por quedar otro día.

Y llegó ese temido momento en que al hablar, empecé a fijarme en sus ojos. No soy persona de hacer dos cosas a la vez. O hablo/escucho, o miro a los ojos, pero eso de atender y abstraerme en unos ojos ha sido siempre incompatible. Cuando unos ojos empiezan a tener entidad por sí mismos, ya se acabó mi participación en el diálogo. Y es justo ese momento en que mi mirada se va de un ojo a otro, como si cada uno se mereciera unos segundos de total atención, no sé por cuál decidirme para no quedarme bizca, y soy incapaz de conjugar la mirada de manera normal. ¿Cuál es la consecuencia directa de esto? Pues que mi mirada rebota de tanta indecisión hacia la boca, dos labios pero dispuestos uno sobre otro, nada de lateralidad…

Me di cuenta de que llevaba como medio minuto sin escuchar, mi mundo interno es un pedregoso y laberíntico curso de pensamientos enlazados que…

- ¿Tú qué crees?

- Ehm… pues no sé qué decirte.

Creo que le inspiré lástima. Me perdonó la vida y siguió hablando. Sin ser muy consciente, permití con mi pasividad que dominara la conversación, que la desviara a preguntas íntimas, que yo tuviera que hacer uso de mi sonrisa con más frecuencia para eludir esa intimidad.

Todo o nada, es el punto de inflexión cuando Billie llamó… clamó por un roce, y cuando las manos se rozan: o se vuelven a rozar y después a tomar, o se disculpan las bocas con celeridad y ya cada cual acciona el radar interno de movimientos, ése que desvía la trayectoria de la mano cuando detecta una posible colisión. El ambiente se había alejado tanto de mi control, que empecé a tartamudear… aquello no era ni excusa por habernos rozado, ni un intento por evitarlo de nuevo.

Y sí, ésa era su victoria. Era como Billie, disfrutaba de verme desmoronarme en mi esqueleto rígido de paciencia y autocontrol. Todo había sido tan aleatorio, que ya había perdido la pista, no me daba tiempo a hacer ecuaciones para dar una buena respuesta. Me tomó la mano con calidez, y por orden de secuencia, me empezó a temblar la mano, me puse colorada, me mojé y me dio la tos. Qué caos de respuesta multisistémica. Para tranquilizarme (¡para tranquilizarme!) me cogió la otra mano también. Sé, bueno, mejor dicho, he leído que aparte de contar hasta diez, se puede hacer una inspiración profunda para mantener la calma. La hice, y sonó un suspiro sin más remedio por echar todo ese aire, creo que atraje hasta las paredes de la habitación. Seguía colorada y mojada, pero el temblor se convirtió en un suave movimiento, creo que lo llaman caricia.

- Deja de aprender por un momento.

Me dejó de una pieza. Decidí hacerle caso, así que hasta aquí estuve tomando nota. Lo demás no lo apunté.

jueves, 15 de abril de 2010 a las 5:44 p. m. , 0 Comments