Prometo alargar todo lo posible mi mirada oscura. Pero presiento el fin de una etapa de libertinaje y desenfreno improductivo, en él he visto lo que hay al otro lado del muro de la bondad, he conocido la diversión que no se asocia al buen hacer. De la mano de nadie, sola con el diablo que todos llevamos dentro, despertando uno a uno infinitos deseos y disfrutarlos en soledad. Pupilas dilatadas, con el colmo que produce el placer. Sin miedo a bautizar malos pensamientos, reconocerlos como míos. Explotarlos, cultivarlos y hacerlos más dañinos y dolientes, armas de doble filo. El dolor, ajeno y propio, ligado a la sonrisa. Las tinieblas endiabladas ocultando lo bucólico de una vida desperdiciada, o al menos, desconocida.
Ver un cuerpo y adivinar sus formas curvilíneas bajo las ropas. El deseo. EL DESEO. Por destriparte los principios. Saber lo que eres y piensas, y observar cómo se caen como fichas de dominó, uno a uno, todos los pilares de tu castidad, cómo te chorrea el deseo por la comisura, desbordarte de besos en la boca, boca como herida abierta que rezuma necesidad.
Parecen los últimos momentos de mi alianza con el mal, sabrosa, ardiente acidez, rojo y negro unidos. Velocidad e inconsciencia. Placer y necesidad observados sin recelos. Disposición y ganas por inventar. Hedonismo como principio y fin de mis objetivos. De patadas con los miedos, y bienvenidas sugerencias. Actitudes renovadas y ganas de dar qué hablar.
Escuchar eso de “no te reconozco” me produce una corriente de satisfacción enorme. Tu dolor no me interesa, tu felicidad menos aún. Descubrí que no hacer nada es más que suficiente para joderte. Gracias por darme tanto placer.Y pensar que todo está en mi mente enferma, y que de lo que hablo es sólo la mitad de la mentira, inclina aún más mi cursiva, y me regodeo en bucles fantasmas, tan ajenos a mí. Si tanto te escandalizan mis maneras de pasarlo bien, cámbiate de religión, o continúa siendo el borrego más aleatorio del rebaño. Y si no te gustan mis principios… tengo otros.
Ver un cuerpo y adivinar sus formas curvilíneas bajo las ropas. El deseo. EL DESEO. Por destriparte los principios. Saber lo que eres y piensas, y observar cómo se caen como fichas de dominó, uno a uno, todos los pilares de tu castidad, cómo te chorrea el deseo por la comisura, desbordarte de besos en la boca, boca como herida abierta que rezuma necesidad.
Parecen los últimos momentos de mi alianza con el mal, sabrosa, ardiente acidez, rojo y negro unidos. Velocidad e inconsciencia. Placer y necesidad observados sin recelos. Disposición y ganas por inventar. Hedonismo como principio y fin de mis objetivos. De patadas con los miedos, y bienvenidas sugerencias. Actitudes renovadas y ganas de dar qué hablar.
Escuchar eso de “no te reconozco” me produce una corriente de satisfacción enorme. Tu dolor no me interesa, tu felicidad menos aún. Descubrí que no hacer nada es más que suficiente para joderte. Gracias por darme tanto placer.Y pensar que todo está en mi mente enferma, y que de lo que hablo es sólo la mitad de la mentira, inclina aún más mi cursiva, y me regodeo en bucles fantasmas, tan ajenos a mí. Si tanto te escandalizan mis maneras de pasarlo bien, cámbiate de religión, o continúa siendo el borrego más aleatorio del rebaño. Y si no te gustan mis principios… tengo otros.
0 Comments to "Últimas crónicas de lo oscuro (textos incompletos may09)"