Carlos Gardel - Por una cabeza

Llevaba el discurso ensayado, frente al espejo, frente a mi sombra, frente a la hastiada expresión de mi perra. Al poco de hablar, ya me di cuenta de que no funcionaría. La defensiva metralla que escupía con mis palabras se la llevaban mis ganas de callar y besar.
No sé en qué momento me tragué, una a una, mis palabras memorizadas, pero sí que cuando su lengua ya exploraba mi boca, no quedaban ni ecos de ellas en mi mente, por no hablar de que mis labios se deshacían en besos… en ellos enmudecieron mis intenciones, y a duras penas callé los gemidos, los míos, porque los suyos aún resuenan en mis fantasías…
- ¿No me estabas escuchando?
- Eh… perdona, estaba abstraída

martes, 29 de septiembre de 2009 a las 9:44 p. m. , 0 Comments

Amores imposibles


(C) Diario El País, 2009

a las 9:36 p. m. , 0 Comments

Segundas partes



Aquí arriba sólo hay calor y sol.
Subir y enfrentar una decisión ya tomada. ¿Irreversible?
Abajo cargan y descargan taxis. Allá, encarando al sol de media tarde, una piscina repleta de chavales, gritos de plenitud, felicidad, chiquilladas. Aquí, al lado, un olor a muerte colapsa las ganas de vivir, olor a despedida, a sentenciar el trayecto, largo el de ellos. Las agallas se quedaron abajo.

Todo se achica. El embudo del pasado, de una certeza no comprobada, engulle dudas, devora preguntas, con interrogantes incluidos, con sus infinitos puntos suspensivos, todo se lo traga, y devuelve una única masa digerida pero indigesta, todo el dolor de un pasado que no alberga futuro, una esperanza exterminada.

Y, sin embargo,… algo falla.

Todo está dispuesto, el plan ha dado sus frutos, ha sido perfecto, ningún contratiempo, nada de imprevistos. Sólo resta la ejecución. Voltear algo que se presenta como una simple barrera física, a la que unas manos congestionadas de tensión se aferran… como a la vida misma. Un corazón se rebela ante un plan elaborado, discutido, meditado y realizado. Músculo que parecía no tener papel, puesto que la decisión se tomó por su bien; ahora se torna furioso contra la muerte, taquicárdico, enérgico, embiste a todo el cuerpo con sangre, con ansias, con vida, rellenando el último rincón con ecos de supervivencia, no le hace falta hablar, porque está diciendo – eh, sigo aquí, no silencies mi voz -.
Burlando el sol justiciero, una mirada se abre al mundo, cara a cara, preguntándose ¿y por qué no? Unos ojos que parecen observar por primera vez lo que les rodea; la incertidumbre, la inquietud, la duda, se instauran de nuevo en el organismo, dándole una oportunidad, una segunda oportunidad.

- Aprovéchala -, susurra una extraña brisa, allá en lo alto, pero ya nadie lo escucha; unos pasos rápidos van bajando infinidad de escalones, con brío y urgencia, hay mucho que hacer, hay que vivir.

a las 9:34 p. m. , 0 Comments

La página en blanco



Cuaderno tras cuaderno, me voy encontrando sólo las últimas páginas, ésas que por superstición no están manchadas aún de mis rayajos, de mis desvaríos.
Las tapas, delantera y trasera, y sólo una página entre ellas, temblando y desamparada al notar mi mano sobre ella, acorralada por el amenazante bolígrafo, apunto de derramarse en su impoluta inexperiencia, apostillando que es por inspiración.
Apunto de hacerlo, me retiro, sabiendo que todavía no hay en mí lo que una última página merece. Síntesis, decisión, y mucho de conocerse a sí mismo.
Corro, huyo de enfrentarme a la realidad, boli e mano, buscando una página usada, sucia, arrugada… amiga. Con la que equipararme, pasados que se entiendan, acompañar mis tachones con sus antiguas letras, en las que se intuyen dolor, soledad, incomprensión.
Toparme con sus defectos cada vez que mi mano y su textura contactan me proporciona seguridad en mis movimientos; el miedo a equivocarme, a torcer líneas o errar en acentos, a redundar en sentimientos; el temor a no hacerlo bien desaparece, y es entonces que mis trazos arrastran parte de mi identidad en el papel, rocían de mi esencia su desigual relieve. Excomulgo al sujeto y predicado, y encierro entre paréntesis a las rimas consonantes, pareados perfectos y caligrafía pulcra. Y sonrío de ver a mi mano divertirse con nuevas maneras de tachar, de incompletar palabras, de realizar anotaciones e inclusiones.
Cicatrices similares, las que en ella encuentro, las que yo dibujo. Camarada, compañera de ritmo, tempo lento, moderato, un scherzo cabizbajo, satisfacción ma non troppo, non molto vivace, non… Acompasadas, en alegrías y decepciones. Como el sexo de conveniencia, de palabra, de hecho, de acierto.
Con mi vieja, amarillenta y usada página experimento otros adjetivos, los amontono; con ella me conjugo al máximo nivel, sí, en el placer sin miedos.
Sin miedos a tocar… temas incómodos. Sin miedo a represalias por sacarle jugo a sus historias previas. Conoce el frenesí de mis agudas líneas de expresión, la impulsividad de las letras verticales, lo profundo de sensaciones como “dolor” o “pasión”, cómo las hundo en el estrecho plano, cómo marqué algunos nombres en la madera de la mesa… hoy día enmascarados tras una lluvia de líneas verticales y horizontales que encarcelan recuerdos … que sólo una página en blanco sugieren.

a las 9:31 p. m. , 0 Comments

Breve



Contigo he soñado.
No había palabras, o no las recuerdo. Sólo me he quedado, al despertar, con la efímera sensación de haberte abrazado.
Suave, sencilla, firme, blanca. Todo lo que tocaba era tu piel.
No había más dimensiones. Sólo el tiempo, corto, escaso, breve. Realidad de inmediato. Y la vaga impresión de haberte tenido cerca. Tan vaga como en las profundidades del almacén de los recuerdos, como si en poco tiempo hubieran caído rocas inamovibles, como las diferencias, como la indiferencia.
Me gusta soñarte así, de esa manera tranquila; todo lo que no fue en verdad, todos los abrazos que por las ansias no nos dimos. Todos los puntos intermedios que nos saltamos, los preliminares que obviamos, todos los instantes dulces que nos comimos, lo superfluo de dar tiempo a algo que parecía destinado a fracasar.
Ahora tenemos todo el tiempo del mundo para pensar.

a las 9:28 p. m. , 0 Comments

Vetusta Morla - Salvese quien pueda

a las 9:27 p. m. , 0 Comments

y el tiempo pasa

Cuando quise darme cuenta, ya había pasado el invierno para decirle algo, como –qué frío- o –qué oscuras son tus mañanas-, -qué tardíos tus amaneceres-; y cuando levanté cabeza, una oleada de olores y primavera madura me abofeteó los sentidos; el tiempo de darle la bienvenida ya había pasado, yo seguía con los pies enterrados en campo estéril y las manos atascadas en los apuntes de la medicina. ¿Qué hago con el tiempo perdido? ¿Dónde esconderlo para no acordarme de él?

a las 9:24 p. m. , 0 Comments

Catorce de abril

Ver los tres colores ondeados por manos compañeras me produjo satisfacción. Como cuando gana el equipo favorito, tus números son premiados, o por fin el bueno de la peli sale airoso de sus aventuras. Una corriente de afirmación circula por todo el cuerpo, de confirmación de los principios que tanto he defendido.
Pero aparte del feliz aniversario, en este país polarizado no hay acción sin reacción. Ninguna de las partes piensa en eso. Que nuestro júbilo es su decepción, las sonrisas son recibidas con desagrado, y al ver una bandera responden con otra. Aquí, en España, hay dos versiones de todo; nada compartido, todo regateado.
No seré yo quien mortifique el acto de ayer, un homenaje cualquiera, como los que se han sucedido tras la dictadura, reconocimiento… y que no caiga en el olvido la lucha, ni los nombres de los caídos, porque el olvido se lleva consigo la recompensa. Que un muerto no sirve de nada, pero muchísimos abultan una causa, le dan sentido al hecho de morir, y tal que así se escribirá en los libros de historia.

Me acordé del bando contrario. Empaticé con sus sensaciones, totalmente opuestas a las mías, cuando la bandera tricolor se muestra desafiante en los televisores. Qué tal si fuera al revés, y me alzaran en las narices los brazos, me estamparan simbología de la que chorrea sangre sin necesidad de estrujar, qué tal si ensalzan nombres que me producen repugnancia, ideas aderezadas con principios de superioridad y dominancia. Destaparían en mí el ansia de revancha, venganza, y mis ganas de respuesta no quedarían impasibles.

El círculo vicioso no se romperá jamás así.

Los que no saben me preguntan qué fundamento hay en mis reivindicaciones republicanas. La respuesta es vaga. Queriendo usar un símil con el republicanismo pasado, hoy día no es tan preciso como ayer desechar la monarquía e instaurar el nuevo sistema, porque ha sabido adaptarse a los deseos del pueblo por ser éste el que elija quien lo gobierna. Ayer, un rey lento, falto de contundencia, y sobretodo, aristócrata, vamos, lo que hoy se llamaría “señorito”, no hizo nada con el poder conferido, y el cambio coleteaba en cada frase del ciudadano.
Los derechos sociales colapsaron el primer año de la segunda república, inauditos, tremendamente novedosos, y que arrasaron con el tufillo rancio de la burguesía y apostó por el pueblo, llano y trabajador. Idílico. El problema es que su brusquedad y vehemencia, digamos que colmó la paciencia de quien se vio desprovisto de sus antiguos privilegios, de la hegemonía hasta entonces patente… el poder moral (esa iglesia católica, romana, apostólica) y las manos que sostenían las armas no toleraron más salidas delirantes de la izquierda; y ellos, junto a los desencantados burgueses, el conservadurismo de la derecha, los nostálgicos monárquicos, y todos los que venían enamorados del incipiente nazismo y fascismo europeo… Sólo era necesario que el gobierno tropezara, para que sus detractores se unieran en la tarea de mordisquear un animal herido por el desgaste de la heterogeneidad de su cuerpo, y acabar con los aires de modernidad de una España que terminó su etapa utópica, y comenzó por el principio de los tiempos, por el paleolítico.

Yo no quiero aquello. Prefiero suavizar mis tres colores, redondear mis afilados argumentos, limpiar de sangre los reproches; prefiero encarar los nuevos tiempos, éstos que son los míos, con nuevos objetivos. No el de implantar un sistema diferente al presente, si eso conlleva volver a la inestabilidad anterior. Creámonos la firmeza del suelo en que discurren nuestros pasos. Los tiempos actuales requieren adaptación.
Indagar en las nuevas necesidades de la sociedad actual es la obligación de los legisladores, si no lo realizan así, sencillamente nos están robando, en primer lugar el dinero que cobran, y por otro lado, los derechos/deberes que nos son inherentes y no hacen constar.
Libertad de culto, de aborto, de unión conyugal, de asociación… Apoyo a la educación, ciencia, investigación, empleo, dependientes… Protección de la salud, del producto español, protección de todo lo que somos (costumbres) y tenemos (medio ambiente). ¿No es eso lo que nos concierne ahora?

Costará, y tardará tiempo para que esas fechas sólo sean unas efemérides más que recuerde el locutor de radio. Mientras haya organizaciones juveniles que se alimenten de ideales del pasado, la brecha de nuestra España sólo será cruzada por inestables puentes colgantes, porque el germen de las diferencias hallará en tales asociaciones el cultivo idóneo para crecer, y nunca cicatrizar.

a las 9:22 p. m. , 0 Comments

Sin bautizar


Tristeza, separación - Astor piazzolla

Si no te importa, a Piazzolla me lo quedo yo. Tú puedes irte con el resto, que no es poco… mira, una vela, una cama desecha, mis bellas palabras, unas horas desenfrenadas, algunos orgasmos, la luna de aquellos días era muy bonita, puedes quedártela también, los nueve números que tiene tu teléfono, el cosquilleo de mi estómago, mi pasión disfrazada de timidez, el pelo chorreándonos por la cara, el frío de mis pies, unas cuántas noches y mis infructuosos esfuerzos por formar tu nombre con las estrellas, mis intentos por conquistarte, mis intentos por olvidarte, mis intentos por olvidarte, mis intentos por olvidarte…
No sabes cómo me jode haber usado al bandoneonísta contigo, haberte besado con él, haber jugado a amar con sus esquivas notas. Te parecerá que te lo llevas todo, que no me dejas con nada… será que todo lo que tú te quieras llevar tiene nombre, porque todo lo que hay en mí, eso que no has dejado salir, se quedó sin bautizar, y ahora no sé ni cómo clasificar, ni se podrá reciclar… cariño, con todo eso me quedo yo, con un millar de sensaciones sin rumbo, perdidas.
Con él recojo todo lo innombrable, besos y caricias despistadas, que se quedaron por aquí… por allá. ¿Y qué me importa la vela, ni la puñetera noche? Aquí están, de nuevo, ¿y qué? Que… que no estás tú, maldita seas. No, no me abras la ventana, que se me va el alma.
Y pensarás que escojo a Piazzolla por esta manía mía de la música. Qué sabrás tú de lo que te intenté expresar cuando el violín rasgaba el silencio, te arañé la espalda, te clavé la mirada… y…
Hoy todo se viene conmigo, con los tangos, en sus cuerdas se han enredado aquellas horas frenéticas de quererte, de abrirme a ti, de diluirme en ti. Pero tus gestos apenas me llegan como el último aliento de algo que se quedó sin bautizar, tú, sí tú, abortaste lo que sólo se me ocurre llamar Oportunidad.
Es curioso. La primera vez que escribí sobre Astor fue dirigiéndome a ti, aun sin saber que existías, justo el día que supe de ti. Escrito está, créeme, léelo. Lo que en esos instantes salió por mi inspiración fueron sensaciones posteriormente sentidas, apenas lo inventé y poco después lo viví. Sin saberlo, también, me encontré con la palabra Serendipia; y la confundí contigo, conmigo. Piazzolla y Serendipia no son más que apellidos de los padres adoptivos de una historia que nació anónima, huérfana, sin genealogía, sin descendencia, estéril, y con el tiempo, olvidada. Con el tiempo, cariño, con el tiempo.

a las 9:06 p. m. , 0 Comments

Devil´s Dark Desires (DDD)



Se despertó sudando. Irrumpió así, jadeando, en el silencio absoluto de la madrugada. Su sombra, algo más oscura que la misma noche, se situaba a su lado, igualmente confusa.
En sus manos aún sentía una inercia por acuchillar. Una y otra, puñaladas, con tal de desgarrar el pasado de las carnes vivas que contenían un par de nombres y una historia entre dos iniciales.
El dolor no manifiesto le estaba pasando factura. El corazón se le había ennegrecido, la sonrisa se había desvirtuado a lo sardesco, y el brillo de la mirada se volvió turbio, rociando de mal todo lo que juzgaba e interpretaba.
En definitiva, apuñalar en sueños sólo era el lado más sanguinolento de sus verdaderos deseos. Su alma desvirgada no era la primera, ni sería la última. Quizás el uso de armas blancas no era el más adecuado, ya que sólo imaginar esa limpia incisión de bordes sangrantes le provocaba repeluzno, pero sólo era cuestión de encontrar el modo de causar estragos en sus víctimas, indemnizar su propia pena con el daño ajeno… venganza como medio de satisfacer sus ansias de justicia por un pasado en que no había podido reprender al causante del dolor, ni desprenderse de una tarea pendiente.
Un interior demasiado enfermo para gobernar unas manos capaces de todo, sin voluntad para actuar según el bien, infecto por lo oscuro, desdeñable, ruin; aleccionado por artimañas del malo malísimo, un diablo que nada le debe a dios, que tiene identidad propia, sin necesidad de antítesis …malvado por sí mismo.
[…]
Decidió dar libertad a sus sueños, como medida menos perjudicial, y aunque le repugnaba despertarse todos los días con las manos ensangrentadas, suponía resarcirse en algunos aspectos, y tener su alma tranquila, capaz de sonreír a los que de noche destriparía… en sueños, sólo en sueños.

a las 8:27 p. m. , 0 Comments

Sólo imaginaciones



Era una niña cuando descubrí la dama de noche. Al menos así llamaba mi abuela a aquella planta; de un verde rabioso de día; oscura, como todo, de noche. Pero justo entonces, casi esperando el silencio, tras los últimos pasos de mi abuela por su ronda nocturna, cuando las pequeñas flores que encumbran sus ramas desprendían el olor de la noche de verano, cual azahar en abril. Un intenso frescor, unido a la brisa suave, relajaban los sentidos, tan atormentados durante el caluroso día cordobés.
El silencio, la penumbra cribada por la ventana enrejada que daba al patio, el aroma embriagador de la planta, y los crujidos propios de todas las casas de los abuelos, dotaban un atractivo ambiente, un halo misterioso a las noches veraniegas…
Algún perro a lo lejos, ladrando; los ronquidos de los mayores, aguantar el pipí hasta no poder más, por tal de no atravesar el largo y tenebroso trayecto hacia el baño, siempre con una ridícula forma de correr, entre miedosa, apresurada y manteniendo las piernas lo más juntas posible.
Tenebroso de noche, pero ausente de formas fantasmagóricas por la mañana, cuando todos los objetos se dibujaban inocentes, inanimados. Yo los observaba desde varios puntos, intentando rebatir con mente lúcida todas las sensaciones confusas de la velada anterior; y todo por medio de una lógica devastadora, que, sólo con el manto de la oscuridad, se tambaleaba, a pesar de mi recital constante de – no es real, no es real, sólo imaginaciones, no es real-.
El recorrido desde el servicio a la habitación comenzaba con un caminar sosegado impuesto por mi mente cuadriculada, en la que la certeza de normalidad iba dando paso a la duda, y ésta acababa con un spring y brinco final en la cama, tensión que cubría totalmente mi cuerpo, como la sábana de pies a cabeza, de lado a lado.
Por muy temprano que yo despertara, el día había amanecido antes para mi abuela, que al verme aparecer sacaba un jarrillo de lata para calentarme leche, y yo acudía en busca de los bizcochos; y por enésima vez, verme en la dulce tarea de hallar el tiempo exacto que su dureza aparente tardaba en diluirse en el calor de la leche, de tal manera que aguantaran en ese pequeño y corto trayecto hasta ser saboreados.

Ha pasado tiempo ya desde entonces. Los miedos ya no son tan incontestables, sino demasiado convencionales, y desprovistos de magia. Y los retos han dejado de ser tan simples; desgraciadamente, ya hallé el momento justo en que llevarme las galletas a la boca, aunque de vez en cuando, la vida me guiña, y yo le sonrío, cuando en ese momento tan delicado, se me cae todo a mitad de camino, y me demuestra que me queda mucho por aprender, que afortunadamente hay cosas que se escapan a mi cabeza cuadrada.

miércoles, 23 de septiembre de 2009 a las 7:50 p. m. , 0 Comments

Barry White - just the way you are

y ahora sí, Barry, te necesitaba. Me recuerdas a la única noche en que no dormí nada, ni cerrar los ojos, estudiando para un examen, haciendo 3 trabajos en el último día de entrega... te endilgué la tarea de amenizarme la velada, en el último día de 4º ESO.
Y aparte, me recuerdas a todo eso que no he compartido, todo lo que quise hacer con tu música de fondo, todo eso que se quedó en el aire, todo lo que no pude llegar a agradecerte, porque no ocurrió, eso que se perdieron, Barry, eso que tú y yo sabemos valorar, ansiar, desear. Nadie como tú suelta eso de - baby-, ni esas declaraciones de intenciones tan tajantes, pero con toda la sensualidad del mundo. Ese es tu arte, maestro.


a las 1:23 p. m. , 0 Comments

La espera

Durante un tiempo, demasiado para el puntual, te estuve esperando.
Dejé mi huella en la hierba arrancada; y mi sombra, alargada y afilada, estampada en la tierra en la que surqué un nombre, que a cada golpe de suspiro salía de mí, hasta no quedar ni una letra dentro.
Allí dejé a una quejica pared desconchada, que siempre recordará mi desesperación; y la corteza de un árbol que pasaba por allí, y que no tenía culpa de mi desazón.
Como si alguien hubiera sabido el rato que habría de esperarte, me habían dejado una silla preparada, allí, en medio de la nada.
Fue una de esas citas en las que se conoce el desenlace de antemano, pero yo necesitaba comprobarlo por mí misma, verlo, verme, allí, sola; tenía que palpar tu ausencia, verla, escuchar tus no ruidos, olerlo todo, salvo a ti.
No, no acudiste.
Sin precisar de traducción, entendí una respuesta universal como lo es un plantón.

Cuando acabé con todo elemento por arrancar, destrozar, pulverizar… Cuando el sol dijo que se iba, conmigo o sin mí, abandoné el lugar.
Allí dejé la silla, el árbol, y a todas las figuras que formé con las nubes, allí con tu nombre, tu imagen… con otra historia, sin más.

martes, 22 de septiembre de 2009 a las 7:58 p. m. , 0 Comments

Sin motivos



Que nada tengo que decirte,
pero te escribo.
Y mil palabras encadeno
sin sentido.
Me digo que es la primavera,
y no es motivo,
para imaginar tu cuerpo,
el Prohibido,
rodeado de palabras soeces,
… Maldito,
que ni eso te mereces.
Y me desinflo,
de todas mis ganas por ti,
por el escurridizo
modo con que me tratas.
Fin del camino,
te destierro del club
exclusivo
de “my favorite things”.

Fue bonito.

a las 7:51 p. m. , 0 Comments

Louis Prima - Angelina



Gracias Louis. Imposible quedarse sin menearse en la silla.

a las 7:50 p. m. , 0 Comments

miserias humanas

Apunto al papel con un boli inquisidor, queriendo sacar de su aparente y blanca impunidad todas mis miserias. Como quien se mira en el agua y proyecta sobre el reflejo todo de lo que se avergüenza.

Compruebo que cada uno va tomando un camino, sin dar explicaciones; y esa evolución crea divergencias con lo anterior y convergencia con lo que viene.
No habría mayor problema en esto, si no sufriéramos tanto en ese último momento en que la punta de los dedos de dos manos se resisten a abandonar el contacto.
Aún conservo los dolores de cabeza que todas las relaciones, sean del tipo que sean, provocan con sus coletazos.

¿Y por qué esto? ¿Por qué ahora? […]

Saber que todos somos partícipes de ese infierno, en mayor o menor grado, rebaja mi carga moral.
Lo de siempre, cariño… mal de muchos, consuelo de tontos.

Tú, cualquiera, tendrá en estos textos la baza perfecta para amontonar sobre mi espalda el fracaso de nuestra relación. No es ése mi objetivo, ni el de buscar compasión.
Hallemos sabiamente el punto medio, el de ajustar nuestra responsabilidad en cada acto, y a título personal, podríamos hacer el esfuerzo de investigar nuestras miserias humanas.


a las 7:49 p. m. , 0 Comments

Manuel Machado - El jardín negro

Es noche. La inmensa
palabra es silencio…
Hay entre los árboles
un grave misterio…
El sonido duerme,
el color se ha muerto.
la fuente está loca,
y mudo está el eco.

[…]

- Manuel Machado -

a las 7:46 p. m. , 0 Comments

Queen - One vision

a las 7:45 p. m. , 0 Comments

Wax - Right between the eyes



Canción potente, para venirse arriba. Maravillosos 80´s, pelos cardados, hombreras y esas melenas al viento.

a las 7:44 p. m. , 0 Comments

En la comisura

Son los que más disfruto,
los besos que intuyo,
cuanto más me alejas tus labios;
hasta dónde llega un acercamiento
y lo que continua mi cerebro.

Los besos que me insinúas,
que remolonean en la comisura,
que mi mente ensucian.
Unos centímetros
que enmarcan de misterio,
como mucho un soplo,
un aliento.]

Mis manos inmóviles
contradicen mis deseos,
los de no dejar
ni un palmo por descubrir
de tu cuerpo.

Principio y fin del cuento,
sin moralejas ni sorpresas,
con un suspiro llega a término.


Pero de eso se trata, ¿no? El gran circo del aparentar, contener la furia, la disconformidad, el insulto, la ira por destrozarte la camisa… la gula por devorarte… la lujuria…. Lo enfermizo de creer que puedo sustituir eso por el aporrear violentamente las teclas de un ordenador, quejoso y dolido. Engancharme a tu juego y aspirar a ganar.

a las 7:41 p. m. , 0 Comments

Manual del perfecto caballero inglés (emoción I)

Impecable por fuera.

Camisa de rayas, jersey que se ajusta al puño de la camisa, un par de centímetros más corto. Chaqueta o cazadora. Zapatillas, según la moda informal. Uñas perfectamente mordidas o cortadas, según el tiempo de espera. Gafas de pasta azul. Sin reloj de muñeca. Café cortado y dulce. Gracias. Cruce de piernas. Agitar cucharilla en sentido antihorario con la mano derecha, en sentido horario con la izquierda. Toque nervioso con el pelo cada minuto y pico. Toque nervioso en la barbilla. Movimiento repetitivo en la pierna, de tipo nervioso.

El manual del perfecto caballero inglés está desgastado. El tiempo, mis manos, y mis ojos cansados buscando una respuesta adecuada… (sin la “a”: educada) han amarilleado y apelmazado sus páginas, y viciado su antigua apertura aleatoria; ahora, unas entradas más buscadas que otras, muestran lo que más me ha costado aprender, lo que más he revisado.
Por su cuadrícula he cribado mis emociones, por sus páginas de doble raya he ido modulando mis expresiones, hasta domesticarlas, recortando trazos salvajes, engordando letras con pasto para rebaño, adoptando una caligrafía que destierra a todos mis rasgos.

[Fiel a mi bolsillo interno. ]
Predicador de las buenas maneras, gestos medidos y puntuales ironías. Corrección en los modales. Ajustando el tono de voz. Purificando el papel que desempeño.
Objetividad y lógica se distribuyen por la rutina como un entramado que depura sentimientos, aferencias y eferencias de un sistema lineal, en el que un tramo nunca volverá al presente, y siempre pertenecerá al pasado, y ese tramo, con una aferencia y eferencia, será desconectado de lo siguiente, que no estará influenciado por el subyacente, y podrá analizarse con objetividad y lógica, sin dramatismos. Como el profesor que corrige un examen sin tener en cuenta los anteriores, ni las horas que lleva en la tarea.
Qué idílico.

a las 7:33 p. m. , 0 Comments

Zares de la música clásica (emoción II)

Trastorno por dentro.

Qué triste, ¿verdad?
Esta cuadrícula de rutina mina la pulsión (ésa de la que hablaba Freud) por vivir. Pulsión, impulso, libido, deseo por ser, estar y parecer.
Embudo que engulle todo lo que recibo, que lima las emociones… hoy los pañuelos se llaman kleenex y no sabemos porqué esa imposición; hoy los kleenex son de los, cada vez más frecuentes, alérgicos; ya no se acuerdan de limpiar las pocas lágrimas de emoción que existen, esas que hoy ya no dejan ojos rojos, porque de eso ya se encarga la contaminación y el ordenador. Dónde han encerrado el temblor de barbilla, dónde la voz quebrada, el nudo en la garganta, donde está mi puchero, cuándo depilaron los pelos de punta, …quién se está llevando la emoción.

Pijama y calcetines agujereados por encima del pantalón. Auriculares. Sinfonía nº 3 de Piotr Ilich Tchaikovsky a todo volumen. Sin reloj de muñeca. Lápiz en mano dando bandazos, cual Daniel Barenboim, más bien como espadachín. Ojos cerrados intensamente y sin gafas de pasta azul. Sin sentido ninguno de la orientación, ni del ridículo. ¿El manual? Humm … creo que me lo dejé en el bolsillo de la chaqueta.
El trastorno de los bucles rusos, imposibles de encorsetar en un pentagrama, altera el ritmo lineal de la sangre, aplastada, restringida y reprimida por la corrección impoluta del saber estar inglés. Hierve. Y estorban camisas, horarios, y palabras clasificadas, silencios que soportan todo el peso de palabras no dichas. Estoicamente, no te pongo en el sitio que te mereces. Del mismo modo, no te cuento lo que pienso de ti. Asimismo, desconoces el dolor del guantazo que te daría. Y así, con muchos más.
La integridad sólo son los raíles por donde conducir la emoción hacia el exterior. Muchas de las veces, la integridad sólo consiste en hacerme callar. Casi siempre, es esto confundido con el concepto de madurar. Quizás sea yo la primera en equivocarme.

a las 7:27 p. m. , 0 Comments

Intimidad

Intimidad, cuando mi mano aborda al boli, y entre ambos surge un pulso que acaba cuando se acoplan en el papel, juntos.
La que me aporta Piazzolla, que me rodea de las sensaciones que aún no puedo nombrar. Sus tangos, cuando me recuerdan a mi intimidad y la tuya.
Intimidad, la que provoca la lluvia al atraparnos con desconocidos bajo un mismo techo.
Con la que me arropa una voz sensual, gutural y sobretodo, experta, capaz de desnudarme de mi ignorancia.
Dos miradas que al encontrarse ya no buscan más.
El saxo que llevó al sexo.
Intimidad es todo lo que destapo en sueños.
O lo que quisiera cubrir cuando despierto.
Oscuridad, o cerrar los ojos y sentir un aliento.
Requiere exclusividad, uno contra uno, susurros, secretos.
Intimidad podría ser un cuello, el tuyo, por ejemplo.
Gritos y alaridos, y luego... silencio.
... Hush... Hush...



a las 7:19 p. m. , 0 Comments

Toledo

Casa a casa, callejuelas. Ladrillo con ladrillo, fortaleza. Almena tras almena, en toda la muralla. Piedra y piedra, bajo los zapatos.
Toledo es infinidad. Infinidad en cuanto a minúsculos detalles, frisos, arcos, puertas, iglesias, columnas, pináculos… Un mismo tono ocre lo une todo, cercado por la muralla, abrazado por el río Tajo, un solo olor que fluye por calles. El resultado te hace sentir protegido, acogido por costumbres añejas, acompañado por la experiencia de una ciudad que sabe de todo, de lo bueno y de lo malo; cultura, que es vida, y de tortura, que es muerte.

Al igual que mi Córdoba, Toledo es un ejemplo de convivencia y convergencia de culturas, la cristiana, judía y musulmana. Hubo muchos errores en el manejo de esta situación, pero afortunadamente en algunos aspectos hemos evolucionado, y sobretodo queda patente una combinación de arte propio de cada cultura, y como resultante un conjunto homogéneo de monumentos que adoptan lo mejor de cada estilo.
Al querer hablar un poco sobre un fin de semana en Toledo, no me decidía por un relato u otro. Quería describir de cada monumento unos trazos, y también incidir en las sensaciones que conectan las horas, la esencia que proporciona una identidad, que une millones de aspectos vistos en tan sólo 48 horas. ¿Por qué versión decidirme?
La primera noche hicimos una toma de contacto con la ciudad. (En todo caso, siempre me refiero a la ciudad medieval.) Contacto de los pies con el empedrado. El roce áspero de sus paredes envejecidas. La estrechez e intimidad de las callejuelas, y su caótica distribución, que invita una y otra vez a buscar en el mapa, sentirte perdido en esa maraña urbanística, pero sabiéndote seguro, dentro de la muralla. El silencio sobrecogedor de pequeños espacios desiertos, sólo roto por nuestros pasos y algún que otro foráneo. La cadencia de esos pasos, según subes o bajas. Calles y más calles, que se tropiezan, interrumpen, y hermanan entre ellas. Luz de farolas incrustadas en los muros, creando una gama de claroscuros. La noche, en definitiva, atenuando diferencias culturales, ocultando detalles escabrosos, una misma noche para todos, musulmanes, cristianos o judíos.

Tras un largo paseo, desde la pensión (Pensión Reina Isabel, 35e/noche hab. doble, el dueño muy apañado, muy buena sensación coste/servicio; situada en pleno centro histórico, a una calle de la catedral) pasamos por las escaleras mecánicas, una brecha de modernidad entre tanta antigüedad, pero que proporcionan unas vistas bellas de la ciudad de fuera. Llegamos al puente de San Martín, y el Tajo, oscuro y ronroneante, discurre ajeno al paso del tiempo, a batallas del pasado, a la política del presente, a trasvases y cambio climático… él simplemente pasaba por allí.

De nuevo, mi sentido de lo estricto se retuerce ante puertas en las que se conjugan varios tipos de arcos; minaretes en los que lo mudéjar destaca formando parte de monasterios cristianos… la historia de siempre, mezquitas convertidas al cristianismo.
Con el cansancio del viaje y tras saciar el hambre (a medias para algunos) con bocatas, el frío nos empujó hacia las camas de la pensión.
Con un día repleto de objetivos por cumplir, comenzamos la mañana buscando una cafetería que se resistía (desconozco a que hora abren las cafeterías, pero además de que no abundan bares ni tabernas por el centro histórico, no estaban abiertas a las 9 de la mañana). En un puesto de churros (porras, que no jeringos) por fin dejamos caer algo caliente en un cuerpo rodeado de los 0 grados. Estado fuera de las murallas, presididas por la imponente Puerta Bisagra, decidimos visitar lo que nos llamaba la atención de aquella zona, el Hospital Tavera, Hospital de afuera ó Hospital de San Juan Bautista, propiedad de la casa ducal de Medinaceli. Una visita guiada (4.5e) que nos lleva por algunas de las salas más importantes del edificio que, en un principio se concibió como hospital, en el que destacan su Farmacia y salas donde se alojan los archivos y cuentas del hospital. Pero posteriormente pasó a constituir un museo en el que se muestran parte del patrimonio pictórico de los duques (obras de El Greco y artistas italianos), además de otras salas habitadas por la última duquesa de Medinaceli, con enseres propios de la aristocracia.
Directos hacia la ciudad medieval, fuimos recorriendo la calle Real del Arrabal, llegando a la Puerta del Sol, a la que subimos haciendo escalada (o casi), que nos regaló una bonita panorámica del entorno. Seguimos hasta llegar, buscándolo y sin saber, a la plaza Zocodover, un espacio comercial y de encuentro, donde se reunen las actividades más dinámicas de la zona. Continuando el camino, nos topamos con un gran edificio, el Alcázar, al que acudimos a una exposición (gratuita, jeje) de libros antiguos de caballería, iniciados por Amadis de Gaula, aunque lo más interesante de subir a la biblioteca fueron las vistas desde los ventanales.
De nuevo en la calle, al final dimos con el Museo de Santa Cruz, donde otra exposición (gratis) representaba de manera muy completa los años de guerra contra los franceses, incluyendo vestimentas de la época (civiles y militares), movimientos de las tropas, armamento, retratos de los protagonistas… y un largo etcétera. La habríamos disfrutado más a fondo, pero el hambre colapsaba todo nuestro interés cultural. Por lo que acampamos, primero con unas cañas, y después con algo de consistencia en un tal Pintxos. Reanudamos la caminata, por la calle del Comercio, con idea de entrar en la Catedral, a la que entramos pero para disfrutarla en su totalidad había que abonar 7e, por lo que nos negamos en redondo, así que admiramos su belleza arquitectónica exterior, y nos dio oportunidad para compartir unos momentos con una tuna madrileña.

Con mucho valor, nos encaminamos hacia el puente de Alcántara, para pasar un agradable rato en la ribera del río, que nos colmó de tranquilidad. El río se llevaba los nombres de Ansiedad, Preocupación y Estrés, y la paz penetraba con el solecito y el flujo sosegado de sus aguas. Con mucha pereza, levantamos campamento y atravesando toda la ciudad, alcanzamos la ribera sur donde estuvimos (¿cómo se dice tranquilamente, pero de otra manera?).
Regresamos a Zocodover y degustamos una toledana hamburguesa del McDonald que nos sentó de muerte.
Ya de noche, nos topamos con unas señoras disfrazadas, y siguiéndolas, nos llevaron a una comparsa, que nos amenizaron los primeros momentos de la noche. Es cierto que estos castellanos no poseen la espontaneidad andaluza, pero sí que usan el picante, sí. Tras disolverse la reunión, nos embarcamos en la búsqueda de un local con algo de música y copas, y a punto de desistir, encontramos el Garcilaso.
Al rato ya volvimos a descansar, el día nos había pasado factura, y aún quedaba media jornada por delante.

Con idea de subir a un mirador desde donde echar unas panorámicas, al otro lado del río, nos dirigimos hacia la zona oeste. Antes desayunamos como dioses en el Café de Monjas, capuccino y napolitana inmejorables por 3.80e, pero insustituibles. Con el estómago repuesto, lo pusimos a prueba con la visita a una muestra de antiguos instrumentos de tortura, tras abonar 3e que no me perdono. Yo es que me sensibilizo mucho con el tema. Poco después, y de forma gratuita, pudimos acceder a la Sinagoga de Tránsito, que nos brindó lo mejor de la cultura judía, arquitectura, ornamentos de rituales, etc., pero lo que más me impresionó fue el techo de madera entramada y las yeserías rocambolescas. Al rato caí en la cuenta de que momentos previos había pagado por ver la tortura hacia un pueblo que ofrecía tanta riqueza cultural que había disfrutado gratis… cosas que hacen pensar.
Al final, la panorámica fue desde la Ermita de Ntra. Sra. De la Cabeza, pero mereció la pena. Terminamos la etapa turística en el Monasterio de San Juan de los Reyes, con un claustro tranquilo, silencioso, y de una belleza imponente. De lo que más me ha gustado.
Degustamos un menú muy competente y típico en un bar adyacente, y dimos por finalizado el viaje, retomando carretera, y mucha banda sonora.

a las 7:04 p. m. , 0 Comments

El negativo de la realidad

Sin…
Sin ti. Los peores días de mi vida los pasé contigo, o sin ti, ya no sé como era. Quizás no tuvieras nada que ver. Quizás no debiera odiarte. Tal vez ya no lo hago. A lo mejor es que sólo yo soy responsable de mis actos y decisiones, y de esperarte cuando no debí. {No, no va por ti, sino por ti.}
Igual no existes, y sólo fuiste una pésima excusa para pasarlo mal.

Nada…
Nada de lo que imaginamos es ahora compartido. Por empezarlo todo, no acabamos nada, y eso es lo que queda de aquello… nada.
Después de todo, te preguntarás si hubo algo bueno. No lo sé, no sirvo para mirar al pasado sin maldecir a todo el que me hizo daño.
{Ahora veo que todo lo hice mal, por ti, no por ti.} Eché mano a todo tipo de recursos para evitar hundirme, y así me sentía, que me ahogaba, y que ni siquiera mis canciones imprescindibles me podían sacar a flote, ni las carreras desbocadas por mi parque lograban expulsar parte de la angustia.

Nadie…
Nadie sabe de mi angustia en esos días. Quien me preguntó, le respondí con una versión discreta y light, lo justo para que se sintiera contestado, lo justo para yo dar por cerrado el tema.
Tú estabas y no estabas. Apenas supe de ti, y todo lo que conseguía era mantenerte en mi mente, en una suspensión etérea que se hacía dueña de todo el espacio.
Quizá lo reflexioné poco, quizá pensé mucho. Sabía que la realidad era otra, era todo lo que no encontraba, todos los que no estaban, todo lo que estaba perdiendo, era justo lo que no era. El negativo de la foto que yo tenía en mi mente.

Nunca…
Nunca se me ha hecho tan lento el paso del tiempo. Cuatro interminables días, deshechos, sin interrupciones, mezclados, triturados y homogéneos, como una gran sesión de aniquilamiento de esperanzas, de ilusiones. No quedó nada de mí, me derretí en ese magma de tiempo lento y tortuoso, espeso y candente… pero sobretodo, lento.

- …No.
No sé si mañana, pasado, o algún día me preguntarás. Pero la respuesta ya la tengo: No.

[Hoy te recordé. Siento recordarte así.]

a las 7:00 p. m. , 0 Comments

Sin rastro


Divagas,
y se derrumba la montaña,
y cuando desaparece la
humareda]
me sorprende la nada.
¿Y qué querías tú?
¿Y qué esperaba yo?


a las 6:51 p. m. , 0 Comments

Tchaikovsky

Era homosexual. Pero bueno, eso da igual, ¿no?
En resumidas cuentas, su vida fue un tormento; por un lado, el forzoso ejercicio de aparentar en su época (y en ésta, imagino), la épica decisión de casarse con una mujer, que terminó odiando con todo su corazón; y, por otro lado, sus sentimientos verdaderos, inevitables, encauzarlos de tal manera que pudiera controlar y modular su expresión hacia otros hombres.
Su obra está impregnada de vendavales de contradicción, emociones convertidas en tornados de notas, que retuercen el sentido. Alternando el más delicado roce de las cuerdas del violín, con la violenta descarga de toda la orquesta, cayendo en peso sobre la sensibilidad, expuesta anteriormente por un solo de violín.
Eso es Tchaikovsky.
Estira el momento del violín, su protagonismo sobre el tiempo, deteniendo su curso, la sensación se emancipa de lo temporal; hipnotiza, como el encantador a la serpiente, nos despoja de voluntad, y así arrastra al que recibe el sonido hacia la nube más esponjosa del cielo más azul y soleado que jamás te haya acogido.
Y es tan minucioso y fino el movimiento que se cuela entre las estrechas rendijas de la coraza del que dijo que jamás volvería a sentir; se infiltra como el agua en la roca; y como morfina, sume en un estado de sedación al individuo ante el estrés, la angustia, el Problema; y justo en ese instante tan placentero, vuelca toda la intensidad de un ejército de demoledoras notas sobre cada fibra en que se coló el tímido violín, produce una contracción, y un temblor recorre todo el cuerpo; al unísono, la onda de sonido se torna furia, y se hace tangible la lucha sangrienta de un violín contra toda la orquesta, cruce de preguntas y respuestas, encarnecida batalla de cuerdas.
¿Qué pretendía el compositor? ¿Qué quería expresar? Eso hoy es lo de menos, como insulsa es mi descripción. Cada uno tiene una percepción. Pero lo que yo me había propuesto es limpiar la música clásica de adjetivos como “aburrida”, “somnífera” o “inaccesible”, desligarla de ambientes exclusivos, cultos o lo que una mente retorcida quiera llamarlo. Y es esto para la música clásica, para la música en general, y si me apuran, para el arte en su totalidad.
El arte es lo que quiso expresar su autor, lo que supone en su ambiente, cómo es comprendido en sus circunstancias, de qué condiciones socio-político-económicas estaba rodeado; pero aparte de todo lo que envuelve al origen del mensaje (que es ese cuadro, esa canción, fotografía, edificio, película, letras, danza… ) está el componente del que lo recibe, tú, el que escucha, ve, toca o siente por donde quiera que penetre el arte a su alma, todo lo que provoca está modulado por el contexto del momento en que se produce el contacto. El resultado puede ser estimado, por quien habla de música buena o mala, por ejemplo. Pero la sensación final es tan caprichosa que se escapa a pronósticos, y el que te recomienda algo fabuloso puede equivocarse de destinatario. Mi intención no es decir que esta pieza es la mejor del mundo, sino desmitificar la música clásica, el jazz y otros géneros asociados a lo elitista; separar, en la mente del que me lea, la imagen de salones barrocos y gente de conversación soporífera, de piezas únicas, mágicas, que infunden en el ánimo del que escucha algo especial e irrepetible, que otro estímulo no podrá desencadenar, sólo esa obra.
El Concierto para violín y orquesta de Tchaikovsky sólo es un ejemplo. De hecho, lo he escogido por lo mucho que me origina, pero si tuviera que elegir lo que más me gusta que este autor, sin duda, el Concierto para piano y orquesta nº 1, pero es tal la magnitud de las emociones, que me rindo al silencio y entonces sí, mi mano se retira de escribir.

a las 6:37 p. m. , 0 Comments

¡Cobarde!

Harta

de frases sin sujeto,
de sujetos sin género,
género en que escondo
y muestro mi miedo.

Miedo que censura,
corta y transgrede
lo que por mi mano
nace con soltura.

- ¡Cobarde! – me insulta
la que por el espejo
sólo es el espectro
de mi Yo ilusa.

viernes, 11 de septiembre de 2009 a las 3:58 p. m. , 0 Comments

El punto medio

“Los niños alfas visten de color gris. Trabajan mucho más duramente que nosotros porque son terriblemente inteligentes. De verdad me alegro muchísimo de ser beta porque no trabajamos tanto. Y, además, nosotros somos mucho mejores que los gammas y los deltas. Los gammas son tontos. Todos visten de color verde, y los niños delta visten todos de caqui. ¡Oh, no, yo no quiero jugar con los niños delta! Y los epsilones todavía peores. Son demasiado tontos para poder leer o escribir. Además, visten de negro, que es un color repugnante. Me alegro mucho de ser un beta…”
(120 veces, 3 veces por semana, 36 meses…)
[Un mundo feliz – Adous Huxley]

Del libro Un mundo feliz se ha dicho mucho. Lo que yo comente aquí no es más que remachar en la extrapolación de su lectura al mundo real, en cómo el autor acertó en la actitud del progreso, y la deshumanización de muchos aspectos biológicos de la vida de una persona. El fragmento sólo es un mínimo ejemplo del poder del estado sobre cualquier circunstancia del individuo. La educación estaba completamente infiltrada de un modelo de clases y funcionalismo. Cada escalafón tenía una función, y unos eran más aventajados que otros, sin que las clases más bajas se sintieran desprovistas de derechos y méritos. Sencillamente, era así y punto. Y la remota posibilidad de insurgencia era, ya desde la educación, erradicada mediante repetitivos mensajes que resaltaban lo bueno de pertenecer a tal clase y despreciaban a todo el que no fuera como ellos, estuviera por encima o debajo, así no había envidia.
Sin duda, ensalza el componente de la felicidad que hace referencia a conformarse con lo que se tiene, ser feliz con lo que se tiene, o que la felicidad consiste en saber qué hacer con lo que la vida te da. La ambición, el deseo, el “culo veo, culo deseo”, envidias y aspiraciones… todo es contraproducente, pues colocamos la felicidad en un estante más alto de lo que nos corresponde a nuestra altura. Llevar a rajatabla esta máxima es relajarse, no prosperar, no evolucionar, el sedentarismo del espíritu. Oponerse de por vida a esa idea es buscar la infelicidad perenne.
La tarea de encontrar el punto medio entre ambos es la mayor que emprendemos los rebotados de los dos extremos, imágenes especulares y simétricas del mismo fracaso.

a las 3:56 p. m. , 0 Comments

Títeres de la Santa Voluntad

¿Tú por qué no crees en dios? Mi caso es porque no soporto la idea de que alguien gobierne mis actos; que mi destino esté escrito, de sólo pensarlo, me agobia; imaginar unos hilos en mis decisiones que sean movidos por otro… Querer creer en dios, además de escapar a mi lógica, es someterse a otro sistema más, a otras normas, aparte de las que ya son inherentes a la sociedad en la que vivimos. Regalar nuestra voluntad, o lo que queda de ella, a un ser del que todo lo que sabemos es por lo que te cuentan unos mensajeros que pueden ser tanto o más de mentirosos que tú o yo. Al final, lo único que te queda es la libertad de decidir si zero o light. Lo demás, todo está opinado, aconsejado, recomendado… determinado.
Me rociaron con agua que decía limpiar mi pecado original; tomé un trozo de algo que refería ser el cuerpo de cristo (y que, por cierto, se me quedó pegado al paladar)… Pero cristo no vive en mí, ni dios en mi casa.
Si mis padres pensaron que recibir bautizo y comunión era lo más adecuado, fue por guardar las formas en un ambiente tan cerrado como lo es un pueblo, pero no por convicción. Los valores que me han enseñado son tan respetables como los cristianos, pero sin tener que hacer publicidad a ningún ser extraño (salvo al hombre del saco), y sin contradecir ni oponerse a nadie.
Me pongo en su lugar, y quizás yo también me hubiera visto en el dilema de acceder a lo establecido o no… Afortunadamente, la sociedad se está desligando de esos estigmas que la iglesia ha provocado por su actitud co-gobernante, está dejando de ser un poder estatal, no sin protestas. El tiempo pone a todos en su sitio, aunque todavía queda mucho por hacer.
Pienso que todos sabemos dónde está la iglesia más próxima, quien quiera acudir a sus enseñanzas, que vaya… Es curioso, ¿no? Algunos de ellos son los que luego denuncian “adoctrinamiento” por parte del Estado… jejeje, eso es coherencia, sí, señor.

Romeu - Diario El País.

a las 3:52 p. m. , 0 Comments

Sinceramente

la sarta de mentiras que escupo cuando pretendo decir la verdad

a las 3:49 p. m. , 0 Comments

Loba solitaria

Qué bonita estaba la ribera esa noche, ¿verdad? O bueno… quizás no lo recuerdes. Es igual, se te olvidan tantas cosas que ya no me asombra, ni mucho menos me afecta, me tienes acostumbrada a tu amnesia.
Por suerte, he aprendido a disfrutar los recuerdos en soledad, trasteo en mi archivo cuando me apetece, selecciono lo que quiero reproducir y no tengo que compartir ni las palomitas. Siempre he preferido ver las películas sola y a oscuras.
Ahora que lo pienso, últimamente me estoy labrando una reputación de loba solitaria, a ver si al final la gente se lo va a creer y no me va a querer nadie… Ays, ¿podré dormir con esa reflexión?


a las 3:44 p. m. , 0 Comments

Las razas existen I (mi versión)

Pronunciar esta frase parece que es posicionarse ante una realidad; provoca malestar, y expectación ante lo que pueda continuarla. Envuelve con miedo al que la protagoniza, temblores frente a la mal interpretación. Sin embargo, el problema está en no saber exponer el tema. Porque…… No podemos obviar la evidencia. No son rasgos exclusivamente físicos, como el color de la piel, del pelo, forma de los ojos, altura…u otros tamaños. Hay más. Y sólo hay que salir de casa, para darte cuenta que somos todos muy diferentes, aún siendo iguales físicamente. Es algo imperceptible por análisis genéticos, ni diagnósticos a simple vista. Es un sentimiento que une y separa, somos elementos que nos hermanamos de manera tácita, agruparnos por eso que compartimos, ideas, arte, prioridades, proyectos. Sé que no puedo tener los mismos intereses que una persona de otro país, otra cultura, otra raza. Y me alegro de que sea así. Porque creo un error intentar homogeneizar esa superficie rugosa que nos diferencia. El día que la globalización nos engulla a todos, no tendremos nada nuevo que aprender unos de otros. Y entonces qué. No nos sorprenderán las formas de vivir en los documentales, no nos maravillarán edificios curiosos de otras culturas, no nos dejarán con la boca abierta los fakires, ni los trineos de perros, ni los taparrabos de los indígenas. Se acabará el misterio de descubrirnos. Qué sentido tendrá viajar…si te ofrecerán la misma cocacola que te bebes en el bar de abajo. Bailarás la misma melodía pop que da la vuelta al mundo y que aburre hasta la saciedad, pegada a ti como el chicle al zapato. Serás víctima de unas costumbres universales que llevan a la desidia. Me agota tan sólo imaginármelo. Me aterra pensar qué tipo de identidad tendremos…alguien propondrá un número de…8 cifras, después vendrá un código compuesto por barras, después una firma con letras impresas, tipográficas, times new roman 12, rellenar con mayúsculas, espacio reservado para etiqueta identificativa, ventanilla 10 B, fondo pasillo a la derecha.

a las 3:38 p. m. , 0 Comments

Las razas existen II (La Versión)

Las razas existen. Por fortuna, existen.
Una frase, tan escandalosa en la sociedad de lo políticamente correcto, lo es así por lo que tanto he denunciado, esa actitud hostil a lo desconocido, a lo que no es igual, de inculcar miedo ante lo diferente, creando sentimientos negativos hacia los congéneres, tener motivos de esta manera para pelearnos por un puñado de tierra con recursos que expropiemos y lucrarnos de lo que era de otro. Colonizar. Someter. Competencia. Superarnos en ambición.
Son diferentes, y eso los coloca en un escalón, inferior, por supuesto. Necesitan educación, suprimamos sus costumbres, y mostrémosles el verdadero dios, el que los hace más civilizados. Destruyamos lo que los unía, que luchen entre sí, y mientras estén entretenidos en sus guerras civiles, aprovechemos sus recursos, ahora, justo ahora que no se dan cuenta. Después, en la asamblea de los cerdos unidos, les recriminaremos su comportamiento, y les daremos lecciones de saber estar, y le hablaremos del estado de derecho, y de lo bien que nos va a las democracias occidentales… y bueno, no les insultaremos en la portada, pero en nuestras editoriales diremos que son unos salvajes.
[.]
Lo hacemos así, pero la moral dice que eso está mal, por lo que se evita el tema. De ahí que la frasecita sea tan llamativa. Eso se llama contradicción.
[.]
Si encaráramos el tema desde un punto de vista positivo, veríamos que la variedad en las razas supone una oportunidad para el Saber, conocernos, aprender las heterogéneas maneras de hacer una misma cosa, el gusanillo de la curiosidad ante lo desconocido, la pulsión que existe por destapar lo oculto. Ofrecer ayuda ante un problema que otros ya tienen resuelto, sin imponer técnicas, sistemas. Ofrecer no es imponer.
Utopía, qué palabra tan bonita.
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Vivir pensando distinto es darse de narices contra la realidad una y otra vez. Sinceramente, a veces quisiera desistir. No lucho, no lidero movimientos, no encabezo manifestaciones. Pero el simple hecho de comprobar lo erróneo de las actuaciones de los gobernantes, día tras días, desgasta. Unirme a la mayoría ha sido un intento de tantos, abandonarme, y vivir, sin empeños megalomaníacos al estilo de superman. Conformarme, y pensar que las cosas así están bien. Mejor aún, no pensar.
Pero…
Pero NO. No puedo mirar a otro lado. No puedo. Prefiero quedarme con mi porcentaje residual de los distintos, con mis decepciones, pero sin ignorancia.

a las 3:35 p. m. , 0 Comments

Señales de humo

- ¿Diga?
- Hola… soy yo.
- […]
- Eh, bueno, mira por la ventana, hacia poniente.
- ¿Qué dices?
- Tú mira. […] ¿No ves nada?
- ¿Qué tengo que ver?
- Algo que une el cielo con la tierra…, una columna de humo. Son señales, es mi mensaje, que ya lo quemé todo.
- […]
- Adiós.

a las 3:32 p. m. , 0 Comments

La Diferencia

Blanco o negro
Mayúscula o minúscula
Rojo o azul
Cuadrado o redondo
La flecha o la rosa
Cuánto somos de iguales, cuánto de diferentes.
Una guerra que derramó sangre, tanta, que manchó los lazos de hermanos, de vecinos, de amigos, y ese reguero dividió un país, uno a su derecha y otro a su izquierda. La brecha se ha mantenido en el tiempo, aunque después no ha sido recorrida por sangre, el odio y el rencor ha fluido por ella, y así, separando un país a su derecha y otro a su izquierda.

Hermanos, vecinos, amigos.

Les he preguntado a los que sabían de la guerra, los que llevan reproches en su memoria, los que sufrieron las ausencias, y nunca obtuve una respuesta coherente de por qué. Por qué matar a su prójimo. ¿Acaso tiene coherencia la muerte?
Esas diferencias han calado en mí, me han dado un modo distinto de pensar, orgullo de creer llevar la razón. ¿Quién tiene la razón? ¿Quién posee la verdad de lo que pasó? Si en una guerra, la primera víctima es la verdad.
Los Buenos y Los Malos.
¿Quién determina los papeles?
Es tu palabra contra la mía.
Pensamos diferente, y sin embargo, queremos lo mismo.

Me ahogo en mi hipocresía. Pido enterrar el rencor. Pero… no soy capaz de olvidar lo que me enseñaron, las palabras que oí desde pequeña. El odio de sus ojos contra la otra mitad del país. Aquellos nombres arrastrando descalificaciones. La venganza transformada en satisfacción. El prójimo convertido en enemigo.
Sangre. Odio. La Verdad.
Hipocresía la mía, cuando exijo un respeto que no doy. Yo, que me autoproclamaba abanderada de la tolerancia. Mentira todo. Llevo en mí la semilla del que empuñó una pistola y clamó por su color, disparando al prójimo, siendo igual de monstruo que aquél al que criticó. Sangre por mis venas del que derramó sangre. Ése, que por un mundo mejor, destruyó lo bonito de su alrededor, la armonía. Ése al que recuerdo y quiero.

Me da tanta pena pensar que alguien comprenda lo que sucedió. O que alguien piense que mereció la pena. O que la pena de muchos alegre a otros.
Me pregunto si aquellos combatientes no se sentían al antojo de las ideas de un personajillo, inflamarse con el grito de guerra, absorber el olor de la muerte sin asquearse, no vomitar el dolor que llevaban dentro.

Hay diferencia entre compartir ideas, coincidir en parte de ellas, o abandonarse en doctrinas, dogmas, comer pasto, ser borregos.
Clubes, asociaciones, partidos, fundaciones… foros, todos implican rezar unas normas impuestas, que excluyen a otros, que dividen, separan y segregan, que alimentan estas ansias humanas por ser superior que otro, eso que nació del lado más animal que tenemos, pero que nos hace matar entre nosotros mismos… desgraciadamente, no hay nada más humano que esa característica.

a las 3:24 p. m. , 0 Comments

El cementerio

Hoy soy incapaz de escribir algo bueno. La inspiración me dejó plantada y haciendo autostop me recoge mi siempre fiel autocompasión. De ella me abrazo, en ella me cobijo, con ella me regodeo del exterior. El peor día para leer a M. Machado. El menos indicado para escuchar ese disco, encontrarme pisando mis pasos, atrás, de vuelta al cementerio de los recuerdos.

He suspirado y creo que me he quedado más vacía.

Inconforme pero aceptando el lado negativo de la realidad.
Harta de recortar fotos, de silenciar sonidos que me acompañaron. Y lo demás, todo quemado, hoy también es su día, el de todos los difuntos sentimientos enterrados y quemados. Pero adónde voy yo para conmemorarlos, dónde acudo. ¿Es mi corazón ese cementerio? Con todo lo que ha llovido desde entonces, las cenizas se han convertido en un mazacote de pasta grisácea revuelta que me recuerda a vómito.
No me asusta acudir a ese cementerio a visitar lápidas. Pero de todo, sólo va quedando nombres grabados, y lo que yo quiera hacer con el recuerdo. Hay quien no comprende que eso ya es parte de mi libertad, poder acudir al pasado cuando yo lo decida, en soledad y sin comentarios ni influencias, porque sólo yo sé lo que he dejado para recordar de cada historia. Intentar quebrantar esa libertad es imponerme la voluntad de otro. Ése no es el camino.


jueves, 10 de septiembre de 2009 a las 9:39 p. m. , 0 Comments

Ser y no ser



Como seguir el curso de una ola
que toma forma y la abandona.
Como intentar contemplar la vida
de una llama, que dura un instante,
una chispa de tiempo
que se hace y se difumina
en el resto del fuego.

Ser y no ser
en un solo momento.

Así de fugaz pueden ser los proyectos,
las gentes, los conocidos]
Un nombre que ni memorizas,
una cara que se va al siguiente día,
una noche que desperdicias.
Una idea que vaguea por las estanterías
que forman las telarañas en esa parte
del cerebro que nunca utilizas.
El fin de semana que se planifica.
Una fiesta, un café, una cita.
Querido amigo, querida amiga:
cuanto mayor es la ilusión de explosiva,
no son palos lo que te llevas, sino palizas.

a las 9:34 p. m. , 0 Comments

Paciente = Paciencia


a las 9:30 p. m. , 0 Comments

Almas gemelas

Alma gemela no es esa persona con la que compartir mi vida, no será mi pareja, no quien me arrope cada noche, ni quien me apoye.
No hará nada de eso. Mi alma gemela es tan similar a mí, que tendrá mi debilidad, se sentirá en la misma soledad, y tan incapaz como yo para amar el día a día. No podrá enseñarme otras maneras de afrontar un mal día, y frecuentemente la encontraré hundida en el mismo pozo que yo. Quizás ahí la conozca. Seguro que padece de pies fríos y espíritu caliente. Seguro que conoce a la perfección el cauce que toman las lágrimas cuando se llora de pie, tumbado, boca arriba, boca abajo, de lado, o con los ojos cerrados. Pero el día que la conozca, sé que no podrá ofrecerme pañuelo para enjugarlas.
Tan inútil como yo, ¿por qué entonces esta necesidad de conocerla? Tal vez porque todo se reduce a mal de muchos, consuelo de tontos. Pero imagino encontrar porciones de mí en sus escritos, mi desesperanza impregnada en sus palabras, descubrir expresiones que chorrean directamente hacia donde nadie quiso asomarse, en mi pozo.
[[ y al mismo tiempo, pienso en lo peligroso de tropezar con su conversación, con su angustia, porque si lo bueno será doblemente mejor, lo malo será mucho peor, dos almas derramando agua sobre mojado, anegando la posibilidad de emerger…
y… sin embargo, a pesar de todo, y sin embargo… ¿dónde estás? Tan alejada del mundo normal que ansío, lejos, muy lejos de la felicidad que busco.

a las 9:27 p. m. , 0 Comments

Foo Fighters - But, honestly

Tiene un final demoledor. Ideal para dejar atrás todo lo que estorba, tomar el coche y escapar.

a las 9:25 p. m. , 0 Comments

Prudencia



Prudencia, o familiarmente Pruden, es una tía mía solterona, que siempre me acompaña cuando tú y yo nos encontramos. No la ves, pero yo la siento en el banco de al lado, en el asiento trasero del coche, a unos pasos tras los nuestros. Su mirada reprobatoria me taladra la nuca, y penetran en mis sus consejos. Me habla de Tiempo, de detener mis movimientos, de medir mis palabras, de pensar. Y lo único en que no manda es en mi mirada, y así, mirarte mucho se ha convertido en un vicio, porque mirarte poco sería un delito.

Y aún así, disimuladamente, cuando paseamos me vuelvo más torpe, y tropiezo contigo, y mi mano se encuentra tontamente con la tuya más de lo que la casualidad dicta.

Y te miro, aun sabiendo que te puedo gastar de tanto mirarte, te miro.

Y me preguntas que adónde vamos, y a mí sólo se me ocurre un lugar, pero Prudencia habla y yo enmudezco. Sí, sí, Prudencia, ya lo sé, tiempo, las manos quietecitas y calladita mejor. – No te enfades, niña, que yo sólo lo hago por ti, por tu bien, que luego vienen los palos, y me llamas a mí para decirme que no me hiciste caso -.

Y, sin embargo, cuando sé que estando tan cerca sólo puede avecinarse el beso, miro de reojo atrás, y Prudencia ya no mira. Un día le escuché decir que en esos momentos gira la cara por pudor, que no se hace a las cosas modernas de hoy día, eso de que tú y yo nos besemos. Yo me río, y le digo que es verdad, que el mundo está un poco loco para llegar a estos extremos.

Reconozco que Prudencia supone una barrera, a veces me angustia estar atada de manos, y justo cuando decido romper cadenas, noto la calidez de la tuya sobre la mía. Describirte lo que siento en ese momento es desafiar a mi vocabulario. Pensar que tú puedas sentir lo mismo es retar a la probabilidad.

Echarte de menos hoy es mi realidad.

a las 9:22 p. m. , 0 Comments

Alejandro Sanz - Quiero morir en tu veneno

a las 9:20 p. m. , 0 Comments

Extremos unidos

Vida y muerte,
y la medicina en medio.
Sensatez y locura,
…sólo cuestión de tiempo.
De hoy a mañana,
sólo distan mis sueños
en los que de soñarte
llego a ese momento
en que te veo y no tocarte
es tenerte lejos.

Tu boca y la mía
en un beso certero.

a las 9:16 p. m. , 0 Comments

Encajes - Manuel Machado

Alma son de mis cantares,
tus hechizos…
Besos, besos
a millares. Y en tus rizos,
besos, besos a millares.
¡Siempre amores! ¡Nunca amor!

Los placeres
van de prisa:
una risa
y otra risa,
y mil nombres de mujeres,
y mil hojas de jazmín
desgranadas
y ligeras…
Y son copas no apuradas,
y miradas pasajeras,
que desfloran nada más.

Desnudeces,
hermosuras,
carne tibia y morbideces,
elegancias y locuras…

No me quieras, no me esperes…
¡No hay amor en los placeres!
¡No hay placer en el amor!

- Manuel Machado -

a las 9:12 p. m. , 0 Comments

El otro lado

Cada paso que doy me pesa mucho.
Un día escribí eso de: … y escribir tan pequeño que nadie lo pueda leer.
Otro día acudí a varias opciones, y no me abrieron la puerta, mientras escuchaba la respiración del que estaba detrás.
Muchos días dejé de lado a alguien, para socorrer a otro alguien.
No sé olvidar lo que debo enterrar.
La experiencia no me devuelve la imagen que quisiera ver en el espejo. La que hubo.
Cuando no perdono es porque no quiero perdonar.
Todo lo que digo sólo es la punta del iceberg. De la misa, sólo digo la mitad, y quien cree saber algo más, es la mitad de la mentira.
Impotencia e incertidumbre.
Escribir frases en el aire.
Jugar con las letras de un nombre que ignoro.
Guardar las verdades de mi vida en un trozo de papel, entre la aleatoriedad de las páginas revueltas de una libreta en la que escribo empezando por el final, y de abajo arriba.
La caja que contiene mi desasosiego puesta boca abajo, y rebuscando algo que se pueda vender, penas adosadas a descuentos, ofertas de decepciones, el trigo limpio de una cosecha de fracasos, sueños marchitos del jardín de mis proyectos.
Tener la sensación superficial de que todo va bien, que esta rutina de lo mediocre es la normalidad que tanto ansío. Y mirarme desde fuera, y comprender que conformarme con la compañía de mi sombra es rendirse a la soledad. Reconocer que esa normalidad es una maquillaje que no me queda bien.
Que yo no soy como quieren que sea.


a las 9:08 p. m. , 0 Comments

Provocación

Esporádicamente acudes al juego
en que te dedicas a avivar las llamas
rozas mi punto débil, el deseo.
Trasteas entre mis instintos
hasta que encuentras el fuego.
Mala criatura, que lo apagas
justo cuando encendida tengo
la líbido, abierto el apetito
y ardiendo todo el cuerpo.

Pero está bien, de acuerdo,
juguemos a ver quién aguanta
sin explotar. Trato hecho.
No te me asustes, criatura,
que sólo “nos estamos conociendo”.

a las 9:06 p. m. , 0 Comments

Algún día


Vicente Amigo - Bolero de Vicente.

Estuve unos minutos parada en ese sitio tan común donde nadie mira. En la parada de bus. No tenía intención de coger el bus, ni protegerme de la lluvia, dado el espléndido sol pre-navideño. Y el sol de diciembre es especial, eso dicen… dicen que es cuando más cerca está de La Tierra, pero cuando más tangencial cae sobre el hemisferio norte. Y así, mientras me acariciaba levemente un sol de soslayo, así percibía como inalcanzable mis metas. Mi meta. A punta de caramelo. Cerca, palpable. Tanto, como una mañana de prácticas jugando a ser médico, e incluso creerte que puedes llegar a serlo, algún día. Tanto, como notar que la amabilidad que desprendes rebota en el paciente, y la recibes por igual. Que los mecanismos se transforman en procesos, en cambios, y que el tratamiento muchas veces funciona. Así, tan patente que casi puedes rozar lo que se puede sentir ejerciendo la profesión.

Y, sin embargo…
… todo el sueño se detiene, corro, hacia la facultad, con la bata puesta, con mil cosas en los bolsillos, sorteando coches, personas. Corro y se me va el aliento. Llego al tablón de notas...

… llevo ya rato que no noto la gente a mi alrededor. En algún momento me he quitado la bata, porque no podía llevar encima todo el significado de vestir bata. Es difícil verse así. Con tanto recorrido, pero con mucho en el aire. Y en cualquier instante, un golpe contra la realidad desbarata las ilusiones, los proyectos construidos sobre un estúpido sueño de niña pequeña, meros castillos de naipes; hace mucho, mucho tiempo.
- ¿Y tú que vas a ser de mayor?
- Médica de niños

Lloré, porque era el momento de hacerlo. No por el suspenso, no por el esfuerzo, ni por el sacrificio, sino por la barrera, el muro que se levantaba, y que cercaba el sueño que yo había vivido esa mañana, justo unos minutos antes. Allí, en la parada de bus, mirando el hospital, quería absorber todas las posibles consecuencias, asimilarlas y devorarlas, y encontrar una solución, un algo que me conformara en tal insatisfacción.
¿Y cómo explicar lo que se siente con la Medicina? Cada cual tendrá una sensación , otros sólo un estímulo económico, social o familiar. Es tan complicado describirlo con palabras, que para mí sólo me sirve un símbolo... -->
Es mi dirección, el sentido que deben tomar las cosas, la flecha que indica mi camino. Siempre se me ha ofrecido cambiar de rumbo, pero no, la he sentido fija durante ya cinco años pasados, y en éste la estoy descubriendo más firme y consistente que nunca, lejos de los palos, fracasos, es un objetivo que nunca me ha decepcionado.
Conclusiones ya concluidas otras veces, visitadas en cada frustración, en cada suspenso grave. Es como rezar una oración hasta creérsela, remedarla tanto que el eco resuene en los momentos bajos, que se haga omnipotente, siempre presente.

Algún día.

jueves, 3 de septiembre de 2009 a las 12:29 p. m. , 0 Comments

Ahí te quedas

Sabes… saben ustedes…
No, no lo saben. La impotencia que me produce no tener tiempo cuando algo de Piazzolla se entromete en mi rutina musical; cuando frente a la ventana pienso y formulo mil preguntas y el cielo descarga respuestas, aleatorias, espontáneas… como gotas de agua. Impotencia por no poder canalizar tanta sensación, no poder inventar, no reflexionar, muy lejos de pensar. Infinitas las ganas de apagar el flexo, jubilarme de estudiar y decirle al paraguas – ahí te quedas – y salir a pisar todos los charcos, burlarme de todos los que huyen de la lluvia; coger un buen constipado, tener una estupenda excusa para volver a casa, que mamá me cuide, vasos de leche caliente, braserito, mi perra.
Acaba la película, abro los ojos y me descubro anclada a esta endemoniada silla, y escuchando, de banda sonora, el goteo de las canales al llover.

a las 12:28 p. m. , 0 Comments

Espíritu navideño

Gracias.
Por todo lo efímero de tu presencia.
Por lo incongruente de tus intenciones.
Por tus inmemorables atenciones.
Por lo frustrante que resulta creerte.
Por mi desquiciante interpretación de todo.
Te agradezco de corazón todos tus esfuerzos, vanos y vacíos de entusiasmo.
Siempre me sentiré en deuda contigo, por no haberte echado antes de mi vida.
Tu inestimable indiferencia tendrá un hueco en mi memoria, que espero que sea ocupado lo más rápido posible.
No podré igualar jamás lo estúpida que me has hecho sentir, ni recompensarte la titubeante actitud que me has dedicado.
No puedo despedirme sin terminar diciendo que has sido una gran pérdida de tiempo, por tu enorme incapacidad para mantener algo.
Por si no nos vemos, Feliz Navidad.

No tenía ningún angelical villancico a mano, así que dejo esto:

Poets of the fall - Late goodbye

a las 12:26 p. m. , 0 Comments

Los caminos del dinero

Basta de hipocresía e indiferencia con la pobreza.
Ya vale de absurdos métodos de ayuda, del interminable camino de los donativos, interminable y escabroso. Ya me tocaron las narices con los putos anuncios de chiquillos con mirada triste y expresión desvalida. Ahora, sólo ahora. Parece que la solidaridad comparte el interruptor con el alumbrado navideño.
Estoy harta de galas y maratones en nombre de la justicia y ayuda, pretendiendo reventar las conciencias de los españolitos y estrujar bolsillos arrugados ya por la crisis. Ya está bien de exigir un ahorro ciudadano de energía, cuando los ayuntamientos y las cámaras de comercio despilfarran electricidad en busca de un mayor consumo.
Hipocresía también, en las mencionadas galas, unos personajes podridos de dinero, cobrando cada semana una cantidad de pasta que rebasa la palabra sueldo, nos trasladan un problema que no existiría si suprimieran la opción de ser tan asquerosamente rico, un problema del ciudadano medio, mientras que ellos se auto-eximen de tal labor. Ya vale, joder.
Hipocresía, la de los gobiernos en crisis. Por favor,…crisis. Crisis significa que no estamos explotando lo suficiente a la clase media-baja, que nuestro crecimiento sobre los no desarrollados no es el esperado. Cerremos, pues, el porcentaje residual destinado a cooperación internacional, con el que entramos en la lista de salvadores del tercer mundo. En España no es del todo así, pero poco tardaremos en poner barreras a las ayudas con excusas que un africano no llegará a entender en lo poco que le quede de vida.
Indiferencia la de la medicina, que exprime esfuerzos para lograr descubrimientos patéticos frente al gran reto de las pandemias. Cada día me doy más cuenta del erróneo empecinamiento de esta ciencia por subrayar nombres que buscan un bien individual, cuando lo grande está en resolver el alto índice de orfandad del continente negro.
Claro, que hilando conceptos, entiendo la postura del mundo capitalista. La enfermedad es otra manera de tener bajo control el resurgir de un pueblo, dependiente de la ayuda internacional, tanto en fármacos como en comida. La inversión armamentística en estos países prolonga la inestabilidad política, y hace aún más difícil que progrese… es cuestión de estrategia, manteniendo el enemigo dividido, es más fácil derrotarlo. Y sin comida, sin unos tutores que guíen y eduquen a los niños huérfanos por el SIDA, y ofreciéndoles caminos como engordar listas militares en rebeliones o, en caso de las chicas, la prostitución; así, entre otros factores, destripas a un pueblo.
Y no toco el tema religioso, porque hoy no tengo ganas de devanearme los sesos, pero ya se ve últimamente cuáles son sus prioridades, y cuándo deciden unir sus voces y poner el grito en el cielo (sin necesidad de buscar mucho, el tema de la retirada de crucifijos en centros públicos de un estado aconfesional).
….
¿Cómo dirigir intenciones y esfuerzos de las grandes estructuras sociales hacia un verdadero problema? Gobiernos, ciencia, religión y el poder financiero. La solución está en nosotros mismos, en las personas, pero la clave está en ceder en el afán y la ambición. Progresar no es machacar al débil. Pero el capitalismo, ése que se está renovando, no lo contempla así.
¿Navidad? Para mí es, sólo y exclusivamente, estar en familia. Lo demás, es artificial.

a las 12:25 p. m. , 0 Comments

Voyager

The Alan Parsons Project - Voyager

De nuevo, la carretera. Velocidad excesiva para ir de día y conciente, pero adecuada yendo de noche y borracha de besos. Devorando kilómetros sin darme cuenta, porque sólo tengo en mente esa boca y cómo se mueve sobre la mía, recordar cada contacto me da un latigazo de placer. Junto las piernas y me sonrío. La imaginación mezcla los recuerdos con lo que me hubiera gustado terminar, mil maneras de acabar en lo mismo. La carretera se me hace demasiado recta, se me va la cabeza a tus curvas, y en cada una de ellas tengo un dulce accidente, tropiezo con todas tus exquisiteces, y en todas hago autostop, llévame… llévame de una a otra. De pronto, la carretera. Ya me había olvidado del coche, del volante, de la noche. Mis manos ya no conducen, sino que vuelan por tus ropas, desnudándote, y perdida ante mi indecisión, te invito a que me traces rutas con sugerencias, recomendaciones y deseos…

Hoy, en la realidad que ilumina mi flexo, echo la vista atrás, y mi silla cruje, se me nublan los recuerdos, y se empañan los besos pasados. Tengo la impresión de que ni el coche más rápido me acercaría hoy a ti, porque siempre has dado media vuelta cuando yo miro atrás,… sí, que nuestras pretensiones no coincidirán jamás.

Recordando todo eso, sacudo la cabeza, y me encuentro haciendo el mismo camino, pero con otro destino, el que siempre me responderá, y el que no entiende de la letanía de tus intenciones, de tus cabezonerías ni impulsos. Un destino que me recibe y despide con sonrisas, y donde la incertidumbre nunca me acompañó en mis sueños ni en los desayunos.
Tú no sabes de mi taza roja, ni del olor a café, ni del revoltijo de mi perra cuando saco las galletas. Afortunadamente, eso es inmune a todos mis infortunios.

a las 12:22 p. m. , 0 Comments