La gestión de la religión

Estos días de semana santa no he llegado a ver los "pasos" en vivo. No es evitación... ni lo he intentado evitar, es casi imposible evadirse de las imágenes en la tele, los comentarios en radio, o el retumbar en las calles. No voy a hablar de lo de siempre, ni de curiosidades, de eso ya se encargan los programas del directo.
No soy practicante, ni católica, ni cristiana... incluso dudo de ser creyente. Creo que no soy atea, y no sé si agnóstica. Quiero dejar claro que no estoy dentro de la religión, lo digo por todo aquel que quiera dejar de leer ya. Y para todo el que quiera malinterpretarme, diré que no hablaré con desprecio. No puedo hacerlo cuando hay muchas personas devotas, menos de las que se supone según los registros, bien es cierto, pero sin embargo, muchas... Creo que son menos las que deciden el color del gobierno de este país, por lo que...sí, son muchas.
He pensado muchas veces que esos que se muelen los riñones por portar un trozo de escayola sobre un entarimado con flores estaban locos. Igual que lo he pensado de los que se flagelan a latigazos, o los que caminan descalzos por penitencia... o las que caminan sobre afilados tacones y con peineta incrustada (que eso también es penitencia), también del que se ven imágenes del otro lado del charco, crucificándose de verdad...O lo último, pagar 5000 euros por un puesto para su niño en la procesión del pueblo (sí, sí que he visto la tele esos días) ... ¿Dónde está el límite? ¿Quién es más loco que otro? ¿Cuánto de penitente es cada uno de esos casos? ¿Cómo se mide eso? ¿Y quién es el juez que mide? Me lo pregunto yo, claro, porque lo observo desde fuera. Los que están dentro, saben que los sentimientos no pueden medirse, y eso es la pasión de cristo (perdonen que no ponga mayúsculas, pero es que estoy muy perezosa), es puro sentimiento, no hay más que ver sus caras, su... eso, su devoción.
Sin desperdigarme más, donde quiero llegar es frente a quien muestran adoración. Porque no seré yo quien ridiculice sus creencias, ya que las tolero y respeto. Hay tanto de ridículo en sus gestos como dejadez tiene la institución que encabeza su creencia.
Es desolador cómo derrochan esas gentes ilusión, energía y tiempo en sus gestos para y con sus creencia, cuando esa institución (que no creencia) (y aquí va mi crítica) considero que no es merecedora de tales esfuerzos. Es un verdadero sacrifiio lo que hacen muchas familias humildes y trabajadoras, por mostrar su admiración por una imagen que representa a su ídolo, que lleva el espíritu de su religión. Es grandioso cómo lo adornan todo, y es patente la dedicación que lleva cada imagen. Pero es ésa una institución que rezuma soberanía y soberbia. [De nuevo, inciso: no hablo de los párrocos, ni de personas en concreto, sino de una empresa, con una sede, con una jerarquía, con unas prioridades]. Una institución que gestiona poder inmobiliario, político y social. Una institución que predica derechos, que quiere adaptarse a los nuevos tiempos, para hacer frente a las corriente que azotan las embotadas mentes de sus feligreses más obcecados. Pienso en tantos millones de personas en este país que se acogen a sus doctrinas; pienso en una afición tan inmensa, y pienso... qué descuidados están... y qué descuidados son los que manejan la empresa. Esos fieles/aficionados/feligreses/devotos... consumidores de su guía espiritual...como quiera que se llamen, se merecen el dios al que adoran, un dios misericordioso, justo. Aclaman una guía para vivir, pero que no sea un infierno de cumplir. Piden alguien que los consuele en los malos momentos, no un cepillo que les cepille sus bolsillos por hacerle un homenaje a los difuntos.
Me pregunto si es posible adorar espiritualmente, sin dinero de por medio.[..] si es posible regentar una creencia, gestionar y sin que suena la calderilla de sus bolsillos, sin que me ciegue el relucir de su humilde sede... sin que me abofetee su hipocresía de prioridades, ni sus sutiles mensajes políticos... sin sentirme al margen de la FELICIDAD y de la NORMALIDAD, yo, que no sigo sus líneas. ¿Sabe esa institución el verdadero poder que tiene sobre sus seguidores?¿Sabe de sus límites? Es tal el potencial que representa... que me imagino la repercusión de un verdadero mensaje de paz, de unión del pueblo humano, un mensaje de igualdad, y que premie la bondad aquí, en la tierra, me imagino eso... y es entonces cuando comprendo lo que significa ESPERANZA.

domingo, 2 de agosto de 2009 a las 8:16 p. m.

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