Vacío entre los dedos

Justo en ese momento en que creí haberte atrapado, pajarillo, cerré las manos y solo sentí el vacío salir entre los dedos, ni una pluma de recuerdo, ni un amago de vida entre mis manos.
La cara de gilipollas que se me quedó aún se refleja en los escaparates, cuando busco tu silueta junto a la mía. Pero no te equivoques, tus aleteos dispersos no trastornan mi camino. La aleatoriedad de tus intenciones sopla mucho más fuerte que vagas sensaciones, y te llevan lejos, muy lejos de mí. Las mías, mis intenciones, las he vuelto a guardar en esa cajita empapelada de periódicos, como embudo por ella discurren mis besos y susurros (whispers and moans…) todo lo que me callé, todo lo que ahogué en tu boca, todo lo que escribí en tu espalda, en escasas noches, en escandalosas horas… y esas ilusiones que no tuvieron tiempo de que germinaran las entierro como semillas, la aridez de mi huerto y la sequía de tus gestos harán el resto…
Soplo sobre la viruta de lo borrado, vuelvo a pulir mi lápiz, preparo otras páginas en blanco, inocentes, frescas, inmaculadas. Y mirando de reojo a la papelera colmada de errores, comienzo a escribir párrafos que gusten ser leídos.

martes, 11 de agosto de 2009 a las 12:01 p. m.

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