El cigarro de mis palabras

Quiero concentrar todo lo que me provoca y escribirlo en un pequeño trozo de papel, enrollarlo y fumármelo, que todo lo suyo quede dentro de mí, por intimidad o… por no tener que verlo más. Que sus palabras se las lleva el viento, pero las mías ni siquiera salieron. Me fumo mis palabras, porque es la manera más agradable de tragarme todo lo que no le dije, porque es lo único que me falta en esta noche de jazz, un cigarro con el licor amargo de recuerdos que ya sólo serán eso.
El humo sale fuera, como señal de que algo hubo, fumata negra, por eso de que nunca nos pusimos de acuerdo; fumata blanca, ahora que coincidimos en el silencio.
Que disfrute mi desazón, porque hasta aquí llega el lamento de no tener ya lo poco que me dio.
Ahora sí, mis palabras por fin acompañan a las suyas por los aires, las suyas degradadas por el tiempo, las mías como cenizas vertidas a lo eterno.

miércoles, 28 de octubre de 2009 a las 11:31 a. m.

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