Me remito a lo anunciado (13/08/09) tras el consejo extraordinario de ministros, una idea de cambio, de reforma en las bases del sistema económico. Es decir, en qué basar nuestra economía, que hasta ahora se ha sostenido en la construcción, y secundariamente, en el turismo de costa. El pensamiento ronda a la biotecnología, una manera de compaginar el desarrollo económico con un empleo de calidad y sostenibilidad del entorno. Ufff…
El gobierno se limitó ayer a anunciar la idea, pero a partir de ahora quieren entablar comunicación con los agentes sociales, con la oposición (si deja de ladrar y quiere escuchar) para sentar líneas concretas de actuación, vamos, definir bien lo que ahora es sólo un boceto.
Aún no he escuchado sus reacciones, pero me las imagino, en portada de los periódicos afines, en boca de todos los retrógrados, en la cara de los que no quieren cambiar ni mover ficha.
Que es una propuesta tardía, o “copiada” (deberían plantearse dirigir la SGAE, a veces pienso que ya lo hacen). Que no creará empleo, que hundirá el país, que un tsunami destruirá esta gran nación que es España. Que este gobierno tiene muchos pájaros en la cabeza. Que se dejen de mariconadas. Que no será solución, sino otro problema más. Que no intente cambiar al español, dícese de ese elemento ibérico por excelencia, que idolatra al ladrillo. Que son paparruchadas. Que no se ría de los españoles, que éstos tienen problemas más importantes que pensar en el medio ambiente en estos momentos. Que sólo es con fines electorales, para atraer el votante joven, activista, inconformista. Que quieren ir de “guay”. Que se trata de una estrategia para distraer al ciudadano de lo mal que están llevando la crisis. Esto sólo es una pequeña muestra de lo que la oposición declararía (incluso en vacaciones es incapaz de tener la boquita cerrada). Por parte de los empresarios, dirían que es una locura, cambiar las bases del juego, y el juego económico en sí; que supondría demasiado dinero, y que así, como hasta ahora, nos ha ido bien (bah, una crisis la tiene cualquiera…), que qué mariconada es esa del medio ambiente (lo de mariconada es muy utilizado por estos machotes, claro está, en sustitución de los centímetros de miembro que les faltan en momentos clave). Por otro lado, estarían los activistas del sentimiento verde, ecologistas, y defensores varios de la naturaleza. Entre sus líneas más puristas, se criticaría la idea de promover la biotecnología. Qué falacia es ésa de asociar “bio-” con “tecnología”, es el matrimonio destinado al divorcio, una aberración para la lucha medioambiental, sería venderse por cuatro perras, cerrar bocas molestas a cambio de un boceto con muchas deficiencias. La Tercera Edad pensará que mientras se mantenga el sistema de pensiones, como si quieren casar a los maricones (ah, no, que eso ya está hecho). Los sindicatos mayoritarios pedirían programas de formación para adaptar al trabajador a una nueva tarea, crear trabajadores capacitados. ¿El Rey? Bien, bien, es un orgullo y satisfacción. La iglesia segurísimo buscaría un demoledor versículo de su sagrado texto para reunir la ira de dios contra esta panda de herejes. Ah… y la sociedad. Pues se tomaría la idea como algo muy lejano, casi de risa; algunos, los más espabilados, tomarían frases literales de los tertulianos de radio y TV; y los más, difundirían el pensamiento de su partido político, lo que les digan que piensen. Como siempre, divididos.
¿Yo? No tengo muy claro en que consistirá este plan de reforma, pero sólo me inspira buen rollo. Quizá será deficitario y debería abordar con más profundidad cambios estructurales; para los ecologistas no será suficiente, para los inversores será desorbitado, para los amos del ladrillo y petróleo será un intento de otros que se encargarán de desbaratar. Para la oposición: No, Nunca, de Ningún modo, Nada de eso, y detrás, una lista de insultos, improperios de diccionario, con un tono sórdido y un afán feroz de derribo; ya me los imagino, echarán a sus buitres más adiestrados para ensañarse con los sabuesos del gobierno. Todo es válido. Salvo acogerse a este nuevo tren, tomar esa dirección, apoyar esa línea de trabajo, aportar nuevos conceptos, corregir…
Para mí es eso, una dirección interesante, alguien que apuesta por un cambio, alguien que sabe dar un primer paso, atrevido, desafiante, pero conciliador, que se abre a modificar sus propuestas con tal de mejorarlas. Alguien debía hacerlo. Probablemente la gente no lo entienda así, y le cueste el poder al partido que ahora gobierna. En cuanto el partido opositor tome las riendas, ya se encargará de hormigonear los “brotes verdes”; así que no pongan el grito en el cielo, que arreglarán el país en ruinas que dejará este gobierno… Menos mal que están ellos para salvarnos del cataclismo, apocalipsis o el fin de los días. Es el cuento del falso superhéroe: crear un peligro inexistente, auspiciar miedo en la sociedad, y ser él mismo, en sí, la solución del problema. Eso sí es un buen plan.
El gobierno se limitó ayer a anunciar la idea, pero a partir de ahora quieren entablar comunicación con los agentes sociales, con la oposición (si deja de ladrar y quiere escuchar) para sentar líneas concretas de actuación, vamos, definir bien lo que ahora es sólo un boceto.
Aún no he escuchado sus reacciones, pero me las imagino, en portada de los periódicos afines, en boca de todos los retrógrados, en la cara de los que no quieren cambiar ni mover ficha.
Que es una propuesta tardía, o “copiada” (deberían plantearse dirigir la SGAE, a veces pienso que ya lo hacen). Que no creará empleo, que hundirá el país, que un tsunami destruirá esta gran nación que es España. Que este gobierno tiene muchos pájaros en la cabeza. Que se dejen de mariconadas. Que no será solución, sino otro problema más. Que no intente cambiar al español, dícese de ese elemento ibérico por excelencia, que idolatra al ladrillo. Que son paparruchadas. Que no se ría de los españoles, que éstos tienen problemas más importantes que pensar en el medio ambiente en estos momentos. Que sólo es con fines electorales, para atraer el votante joven, activista, inconformista. Que quieren ir de “guay”. Que se trata de una estrategia para distraer al ciudadano de lo mal que están llevando la crisis. Esto sólo es una pequeña muestra de lo que la oposición declararía (incluso en vacaciones es incapaz de tener la boquita cerrada). Por parte de los empresarios, dirían que es una locura, cambiar las bases del juego, y el juego económico en sí; que supondría demasiado dinero, y que así, como hasta ahora, nos ha ido bien (bah, una crisis la tiene cualquiera…), que qué mariconada es esa del medio ambiente (lo de mariconada es muy utilizado por estos machotes, claro está, en sustitución de los centímetros de miembro que les faltan en momentos clave). Por otro lado, estarían los activistas del sentimiento verde, ecologistas, y defensores varios de la naturaleza. Entre sus líneas más puristas, se criticaría la idea de promover la biotecnología. Qué falacia es ésa de asociar “bio-” con “tecnología”, es el matrimonio destinado al divorcio, una aberración para la lucha medioambiental, sería venderse por cuatro perras, cerrar bocas molestas a cambio de un boceto con muchas deficiencias. La Tercera Edad pensará que mientras se mantenga el sistema de pensiones, como si quieren casar a los maricones (ah, no, que eso ya está hecho). Los sindicatos mayoritarios pedirían programas de formación para adaptar al trabajador a una nueva tarea, crear trabajadores capacitados. ¿El Rey? Bien, bien, es un orgullo y satisfacción. La iglesia segurísimo buscaría un demoledor versículo de su sagrado texto para reunir la ira de dios contra esta panda de herejes. Ah… y la sociedad. Pues se tomaría la idea como algo muy lejano, casi de risa; algunos, los más espabilados, tomarían frases literales de los tertulianos de radio y TV; y los más, difundirían el pensamiento de su partido político, lo que les digan que piensen. Como siempre, divididos.
¿Yo? No tengo muy claro en que consistirá este plan de reforma, pero sólo me inspira buen rollo. Quizá será deficitario y debería abordar con más profundidad cambios estructurales; para los ecologistas no será suficiente, para los inversores será desorbitado, para los amos del ladrillo y petróleo será un intento de otros que se encargarán de desbaratar. Para la oposición: No, Nunca, de Ningún modo, Nada de eso, y detrás, una lista de insultos, improperios de diccionario, con un tono sórdido y un afán feroz de derribo; ya me los imagino, echarán a sus buitres más adiestrados para ensañarse con los sabuesos del gobierno. Todo es válido. Salvo acogerse a este nuevo tren, tomar esa dirección, apoyar esa línea de trabajo, aportar nuevos conceptos, corregir…
Para mí es eso, una dirección interesante, alguien que apuesta por un cambio, alguien que sabe dar un primer paso, atrevido, desafiante, pero conciliador, que se abre a modificar sus propuestas con tal de mejorarlas. Alguien debía hacerlo. Probablemente la gente no lo entienda así, y le cueste el poder al partido que ahora gobierna. En cuanto el partido opositor tome las riendas, ya se encargará de hormigonear los “brotes verdes”; así que no pongan el grito en el cielo, que arreglarán el país en ruinas que dejará este gobierno… Menos mal que están ellos para salvarnos del cataclismo, apocalipsis o el fin de los días. Es el cuento del falso superhéroe: crear un peligro inexistente, auspiciar miedo en la sociedad, y ser él mismo, en sí, la solución del problema. Eso sí es un buen plan.
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