Mediocre. Hay que reconocer que escuece mucho más que ser el último de la fila, el eslabón débil, pésimo, superfluo, pusilámine.
Mediocre, el intermedio que nunca se nombra y jamás será recordado. El que no indujo a nada, ni peor ni mejor, simplemente regular, tan en consonancia con la mitad, el valor medio de la muestra, amontonado con todos los NORMALES de la Curva de Gauss, hacinados por sus características comunes, igual da encontrarte con el mediocre Fulano que con mediocre Mengano, es lo frecuente, la rutina, lo normal.
Etimológicamente, debe proceder de Medi- (en medio de) y –ocre (relativo al color de la M-----), claro, es una suposición, pero entra tanto en la lógica…
Es así, si decides hacerte del lado oscuro de la fuerza, debes luchar por ser el peor, el malo malísimo; de poco sirve compartir su ideología y no sembrar el mal a tu alrededor, pues serás un zagal más bien… mediocre.
En cualquier parámetro encontramos un abultado paquete de mediocres, pero son tantos (algo implícito en su denominación… los mediocres deben ser en gran número) ¿quién se atreve a discutirme esto? Dime, si acaso te fijaste en ellos, antes de haber comprobado quien sobresalía por ambos extremos, los mejores y peores, alto y bajos, ricos y pobres, brillantes y torpes. ¿Tienen los mediocres lugar en el Guiness? O en la lista de éxitos, o en las tertulias de sobremesa… ¿Cuántas estrellas poseen, o medallas, o condecoraciones? Pues un número bastante normal, ni muchas ni pocas, ¿no?
Pero hubo una corriente que marcó un antes y después en la evolución de los mediocres, fue cuando apareció aquello de la Relatividad, y lo acogimos con esperanza al principio, pues era como bajarle los humos a los extremos, porque nadie podía señalarse como purista, sino que todo era “relativamente” y su cualidad. Nadie destacaba con amplia diferencia sobre lo demás, ni por arriba ni por abajo. Pero desde que se aplicó esto sin control, cuando lo políticamente correcto incluyó en su libro de las buenas maneras este baremo, lo Relativo se nos volvió en contra. Todo, absolutamente todo, estaba dentro de lo Normal, con pequeñas, inapreciables diferencias, pero nadie despuntaba holgadamente. Las listas de los Mediocres engrosaron hasta tal punto de ser una plaga. Todos impregnados del color de la M-----, y las distinciones eran tan poco visibles que era imprescindible conocer a fondo a una persona para poder juzgarla, con lo engorroso que resulta, con la de tiempo que se desperdicia con cada cual que hay por ahí suelto.
Pues nada, Mediocres todos, y para colmo, hoy ensalzan este hecho como un objetivo cumplido de la sociedad… ¿No queríamos Clase Media? Pues toma utilitarios, moda pret a porter, tetrabrik, DIN-A4, vecina del 5º D, mp3, 3G y punto G.
Bravo por todos, logramos incluir a los indecisos en nuestra campana de Gauss, y como suele decirse, mal de muchos, consuelo de tontos. Hoy, hasta los ricos quieren ser partícipes de nuestra crisis. Todo un logro.
Mediocre, el intermedio que nunca se nombra y jamás será recordado. El que no indujo a nada, ni peor ni mejor, simplemente regular, tan en consonancia con la mitad, el valor medio de la muestra, amontonado con todos los NORMALES de la Curva de Gauss, hacinados por sus características comunes, igual da encontrarte con el mediocre Fulano que con mediocre Mengano, es lo frecuente, la rutina, lo normal.
Etimológicamente, debe proceder de Medi- (en medio de) y –ocre (relativo al color de la M-----), claro, es una suposición, pero entra tanto en la lógica…
Es así, si decides hacerte del lado oscuro de la fuerza, debes luchar por ser el peor, el malo malísimo; de poco sirve compartir su ideología y no sembrar el mal a tu alrededor, pues serás un zagal más bien… mediocre.
En cualquier parámetro encontramos un abultado paquete de mediocres, pero son tantos (algo implícito en su denominación… los mediocres deben ser en gran número) ¿quién se atreve a discutirme esto? Dime, si acaso te fijaste en ellos, antes de haber comprobado quien sobresalía por ambos extremos, los mejores y peores, alto y bajos, ricos y pobres, brillantes y torpes. ¿Tienen los mediocres lugar en el Guiness? O en la lista de éxitos, o en las tertulias de sobremesa… ¿Cuántas estrellas poseen, o medallas, o condecoraciones? Pues un número bastante normal, ni muchas ni pocas, ¿no?
Pero hubo una corriente que marcó un antes y después en la evolución de los mediocres, fue cuando apareció aquello de la Relatividad, y lo acogimos con esperanza al principio, pues era como bajarle los humos a los extremos, porque nadie podía señalarse como purista, sino que todo era “relativamente” y su cualidad. Nadie destacaba con amplia diferencia sobre lo demás, ni por arriba ni por abajo. Pero desde que se aplicó esto sin control, cuando lo políticamente correcto incluyó en su libro de las buenas maneras este baremo, lo Relativo se nos volvió en contra. Todo, absolutamente todo, estaba dentro de lo Normal, con pequeñas, inapreciables diferencias, pero nadie despuntaba holgadamente. Las listas de los Mediocres engrosaron hasta tal punto de ser una plaga. Todos impregnados del color de la M-----, y las distinciones eran tan poco visibles que era imprescindible conocer a fondo a una persona para poder juzgarla, con lo engorroso que resulta, con la de tiempo que se desperdicia con cada cual que hay por ahí suelto.
Pues nada, Mediocres todos, y para colmo, hoy ensalzan este hecho como un objetivo cumplido de la sociedad… ¿No queríamos Clase Media? Pues toma utilitarios, moda pret a porter, tetrabrik, DIN-A4, vecina del 5º D, mp3, 3G y punto G.
Bravo por todos, logramos incluir a los indecisos en nuestra campana de Gauss, y como suele decirse, mal de muchos, consuelo de tontos. Hoy, hasta los ricos quieren ser partícipes de nuestra crisis. Todo un logro.
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